Recientemente la pérdida de la diseñadora estadounidense Kate Spade, ha causado conmoción a conocedores y ajenos del mundo de la moda. Y es que al igual que Kate, se suman a la lista de suicidios de diseñadores como Alexander McQueen e Isabella Blow, generando dudas entre los medios acerca de ¿Qué esta pasando en la industria que con los años el suicidio ha aumentado?

De manera paralela y bastante oportuna, la nueva película sobre la vida de Alexander McQueen ha causado curiosidad y controversia debido a que pretende conocer acerca de su trabajo, vida y el proceso de creación de cada una de sus pasarelas y también, de la causa de su muerte.  A decir verdad, este no seria el primer acercamiento a su historia y a su obra, anteriormente el documental “McQueen & I” había rescatado entrevistas con amigos, familia y compañeros laborales con la finalidad de empatizar con el diseñador.

De igual manera, el documental viene como solución rápida a un tema complicado como lo es el suicidio, dando respuestas inmediatas y dificultando el invitar a la reflexión.  Es por eso que, a pesar del contenido interesante del documental, quisiera que nos enfocáramos en una sola cosa: La expresión de las emociones.

Durante el documental los amigos y conocidos, en su mayoría coincidían de la genialidad de las creaciones de McQueen y su capacidad de estar en constante movimiento, buscando comunicar sus ideas y sentimientos a los demás. No obstante, apareció un comentario que capto mi atención al instante: “Él no pensaba en que había cosas que no se podían expresar en una pasarela”; Lo cual me llevo a preguntarme, primeramente, ¿Qué se puede expresar? Seguido de ¿Por qué no se puede?, ¿Hay algo mas allá de vender en las pasarelas?, y conforme el documental avanzaba esta duda y muchas otras que se fueron generando seguían resonando en mí.

Luego de estos cuestionamientos, apareció un viejo amigo y compañero de trabajo de McQueen que mencionó algo conciso, pero de gran impacto. “Normalmente los fashion show se tratan de alguien que esta en un puesto en un pedestal para después tenerlo a unos pies de distancia de ti”, comentario que argumento justo después de mencionar la controversia acerca de sus primeras pasarelas, en donde los temas giraban en torno a la violencia, la tristeza, los esclavos y la violación.

McQueen había sido rechazado por su trabajo ante los medios y aplaudido entre artistas, se caracterizaba por hacer cosas tan profundas que resonaban en los demás. De igual manera, su trabajo avanzaba en temas cada vez mas agresivos y solitarios, donde muchos de sus compañeros aseguraban que “gracias a sus eventos tristes” como lo fueron la perdida de su madre y de su amiga Isabella Blow había podido crear muchas cosas, al punto de no parar de trabajar para sacudir esos sentimientos de tristeza.

Así como McQueen, Isabella Blow al ser notificada de su cáncer de ovario terminó con su vida argumentando que ahora se había convertido en una “caricatura triste” y que se había perdido la belleza que la caracterizaba, evento que se repite en Kate Spade, donde la preocupación por la imagen de su marca había llevado a un estrés constante y posteriormente a su suicidio.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha registrado que más de 800 000 personas se suicidan al año, siendo esta una de las principales causas de muerte. Estas cifras con el paso de los años aumentan de manera alarmante y se ha buscado informar y acerca a las personas a dichos temas para fomentar consciencia de la salud mental, sin embargo, considero que nos hemos olvidado un poco de algo sumamente importante: el escuchar.

Actualmente, con la accesibilidad a la información podemos tenemos tener respuestas de casi todo lo que nos pasa con solo dar un clic al buscador, sin embargo, al buscar información sobre suicidio, nos encontramos con títulos que pareciera buscan responsabilizar o culpabilizar a el entorno y a la persona misma, por otra parte, podríamos cuestionarnos ¿Y si en lugar de buscar un culpable buscamos una forma diferente de acercarnos al tema? No es un tema sencillo y llevara tiempo trabajarlo, pero es necesario.

El distanciamiento que existe entre pares, junto con el distanciamiento afectivo es una de las principales preocupaciones. Pareciera ser que en una sociedad donde se busca la constante satisfacción y la felicidad absoluta, los afectos que nos causan conflicto o dificultades, no tienen cabida. Que aquello que es bello, es perfecto, y por ende se ha contribuido a las aspiraciones de la perfección a un punto agotador, convirtiéndose en un peso en los hombros.

Por supuesto, obtener ayuda profesional es esencial, buscar espacios para ser escuchados contribuye a ser conscientes de lo que sucede interiormente, muchas veces tener emociones y pensamientos que no se entienden se tornan aún más difíciles de expresar, pero es importante saber que a pesar de ser angustiantes o causar temor, es parte del ser humano, así como sus otras emociones. Y que, a la vez, como sociedad el ser consciente del sentir de los otros conlleve a poder hablar de estos temas tabú y contribuir al bienestar.