Las reglas están para romperse, sobre todo las del género. Y por esto nos referimos a los estándares e ideas que cada género conlleva en sí mismo; aquellas ideas que se formaron desde hace tiempo y nadie recuerda por qué o cómo fue que terminamos por aceptarlas sin ponernos a pensar en qué significaban realmente.

En esta editorial queremos demostrar la realidad de una feminidad bien enfocada; que es para todos y no hace hincapié a significados denigrantes como “Una mujer femenina es débil, sumisa y delicada” o “Un hombre femenino no es hombre”. La idea de que lo femenino es menor a, tiene un color asignado, se identifica a cierta personalidad y rasgos, o es propio de un solo género. ¡La Feminidad Divina es de todos y para todos!