En mi vida existen diversas constantes, aquellas cosas que sin duda alguna forman parte de mi día con día y que seguramente no dejarán de serlo jamás (o al menos no en un futuro cercano). Dentro de ellas podemos encontrar mi obsesión por los lattes, mi adicción a Instagram, mi amor por los días de lluvia y sobre todo mi feminismo.
Si bien las primeras no resultan ser motivo de cuestionamiento continuo, a reserva de un par de ocasiones en donde me han dicho que debería de dejar de tomar tanto café (as if), mi feminismo se ha vuelto un tema de interés particular para muchas personas dentro de mi círculo social. Mis amigos al igual que yo creen en el movimiento, pero como todo en el mundo, existen personas que no comparten dicho sentimiento. Y como mis lectores feministas sabrán, este último grupo no pierde la oportunidad de cuestionar la validez del movimiento y al mismo tiempo argumentar que estaríamos mejor sin el.
Como no puedo vivir desgastándome una y otra vez tratando de explicar la importancia del feminismo, decidí que lo mejor sería tratar de entender al otro lado del argumento e imaginar cómo sería el mundo si el feminismo y lo que éste representa jamás hubiese existido.
Es bien sabido que una de las maneras en las que se critica al movimiento es mediante la degradación de sus seguidores. Cuantas veces no hemos escuchado que las feministas son mujeres feas, exageradas, agresivas o, en la máxima expresión de la ignorancia: feminazis. Lo que los críticos no saben es lo importantes que han sido estas mujeres rebeldes a lo largo de la historia.
De acuerdo al último censo de la población realizado por el INEGI, para el 2015 en México había ya 61 millones de mujeres y 58 millones de hombres. Esto implica que, con una población total de 119 millones de personas, en México aproximadamente el 72% de la población durante ese año era compuesto por mujeres. Es así como el mismo INEGI establece que ellas contaron, en los últimos años, con una carga de trabajo de aproximadamente el 54.2%, lo cual quiere decir que por cada 10 horas de trabajo femenino los hombres realizaron solamente 8.5 horas. Si el feminismo no hubiese existido, esas horas laboradas por las mujeres no hubiesen sido posibles y por ende jamás habrían sido fuente de ingreso para la nación.
El feminismo y empoderamiento femenino no solo han sido agentes indispensables en el voto de la mujer o los derechos reproductivos. A esta mitad de la población mundial conformada por el sexo femenino le debemos muchos de los avances e invenciones con los que contamos hoy en día. Estas mujeres lograron romper paradigmas en la sociedad en la que vivían, y con ello aportaron sus conocimientos a las distintas áreas en las que se desarrollaron.
Algunas invenciones, descubrimientos y logros importantes:
¿Qué pasaría si todas estas mujeres hubieran seguido su rol tradicional en lugar de atreverse a hacer algo diferente? Probablemente viviríamos en un mundo sin calefacción, sin sistemas computacionales, sin conocimientos sobre el ADN y células madre, sin salidas de emergencia y con la mitad de la población sin derecho al voto. Estas mujeres rebeldes, feministas, y sobre todo visionarias aún hoy en día facilitan nuestras vidas con sus aportes a las distintas áreas del conocimiento a las que pertenecieron.
Pese a las críticas que ha sufrido el movimiento feminista, no se puede negar que éste ha sido un catalizador importante del progreso que nuestra sociedad ha venido registrando a lo largo de su historia. Es por esto que resulta absurdo pensar que sin él estaríamos mejor.
Feministas son todas aquellas que lucharon por el sufragio femenino, aquellas que lucharon por los derechos reproductivos, aquellas que decidieron que la educación no debería de ser exclusiva a un sexo, aquellas que dijeron ya no más acoso en la universidad, aquellas que utilizaron su influencia para decir #MeToo y exigir un trato igualitario. Feministas somos todos nosotros que día con día vamos contra corriente y decidimos alzar la voz en busca de la equidad.
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