El arte no se entiende, se siente con el alma y se plasma con el ser. Esa es la manera más sencilla y romántica de explicar lo que – personalmente – pienso que es y hace el arte.
Es parte de nosotros. El ser humano crea arte porque es arte. Hace nacer un sentimiento, comunica una idea y muestra las imágenes más profundas de la conciencia.
No tiene un límite, el arte llega a ser todo lo que uno permita y alcance en sí mismo a desarrollar. Creamos el arte de nuestro propio cuerpo y con el mismo, imitamos el arte porque todo a nuestro alrededor es una vertiente de eso.
Mis mejores momentos de escuela los pasé en una universidad de arte y diseño, acompañada de buenos amigos, inundando mi cabeza de creatividad y conocimiento. Nunca tuve un día aburrido. Me llené de autoconocimiento en mi manera de ser y hacer arte, además de tener uno de los años más productivos en mi carrera.
Lo maravilloso de estudiar una carrera en el arte es que las reglas no existen. El arte no tiene lineamientos y la mayoría del tiempo te exige que salgas de tu zona de confort para descubrir y crear algo nuevo. Te permite experimentar, sacando lo mejor y peor de ti mismo para convertirlo en una pieza tangible.
Por siglos el arte llegó a tener un peso e importancia en la vida del ser humano bastante profundo, sin embargo a partir del siglo veinte y en este siglo veintiuno se trata como algo secundario; un hobbie.
Si tuviera una moneda por cada persona que me ha dicho que voy a morir de hambre por seguir una carrera artística nunca tendría hambre, porque sus comentarios me estarían alimentando de por vida. Pero es cierto, el arte como carrera es una vida muy difícil de sobrellevar.
Como la moneda mexicana el arte se ha ido devaluando con el tiempo, no de una forma capitalista sino más bien conceptual. Comenzamos a darle más valorar a otras áreas, normalizando el arte, olvidando su verdadero significado, pensándolo innecesario para la vida. Ahora se trata como un lujo que sólo ciertas personas tienen el derecho a adquirir.
La razón por la cual tuve que irme al extranjero para estudiar lo que realmente quería fue porque en México no existe esa carrera. Mucho talento mexicano toma la decisión de dejar el país no solamente por la situación económica, sino porque es casi imposible perseguir una carrera dedicada a las artes. En México es muy difícil vivir de una profesión artística, lograrlo usualmente toma años de mucho esfuerzo, dedicación y suerte.
El arte en la actualidad es ser mal pagado, y muchas veces ni siquiera ser pagado, es hacerla de todo y por todo para salir adelante, es decepcionarte y creer que nadie nunca verá el valor de lo que haces mientras continúas haciéndolo porque es lo que amas y más allá de dinero te da una verdadera satisfacción. El arte es subestimado y sufrido, pero más allá de todo vale mucho la pena.
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