Vistiendo de una forma única, que ha adoptado como su “armadura”, André León Talley es una de las personalidades dentro de la industria de la moda, de las que vale la pena hablar. Seguramente no te suena a la primera, pero verás que con el paso de la nota, lo irás recordando, porque es imposible que pase desapercibido por su magnífica estatura de 1.98 mts.
Talley se enamoró de la moda a corta edad, ya que desde pequeño, al asistir a misa, no podía dejar de observar con cautela los looks de las mujeres. Elegantes. Limpios. Sobre todo amaba ver los sombreros y esos pulcros guantes blancos. Además, en sus tiempos libres leía Vogue en la biblioteca local de Durham, Carolina del Norte. Sí, un pueblo pequeño en donde la mayoría de la población era blanca. Ahora te preguntas, ¿su vida no debió ser dura? La respuesta es sí, pero él nunca le tomó tanta importancia, ya que más tarde se convirtiría en uno de los hombres más privilegiados de la industria.
Después de graduarse de college por la Universidad Central de Carolina del Norte, inmediatamente fue intern en el Museo Metropolitano de Nueva York, donde conoció a Diana Vreeland -ex editora de Vogue y consultora del Costume Institute en aquel momento- de ahí que ella lo tomó como su asistente y despegó su carrera en la industria, llegando a ser el único hombre afroamericano dentro de la elite blanca.
Nunca se sintió avergonzado de sus raíces, y ello lo expresa en su forma de vestir. En una entrevista para el New York Times comenta, “quería que la gente supiera qué tan orgulloso estoy de ser un hombre negro que finalmente obtuvo su debido respeto por parte de la bestia cruel que es la moda”, a lo que es la respuesta perfecta del por qué siempre viste caftanes, los cuales ahora son hechos a la medida por casa como Valentino y Tom Ford.
Su visión hacia la moda es una de elegancia, pues él se formó cuando los editores de moda se dejaban llevar por atónitas bellezas y el tener estilo importaba mucho más que ahora.
Pero, ¿por qué su historia es importante? Por varias razones, comenzando por la sencilla de que él como un joven del sur, no debió haber soñado con querer ser editor de moda. Tampoco el haber hecho un master en la Brown University; tampoco haber sido el asistente de Vreeland en el Costume Institute, pero lo hizo. Sin importar su raza, una que siempre es criticada y molestada.
Entre todo el arguende, logró resaltar, captando la atención de todos. Su personalidad, estilo y cercanía a Vreeland hacía que cualquiera quisiera conocerlo; desde Karl Lagerfeld hasta Versace e Yves Saint Laurent, que después llegaron a ser amigos íntimos e inseparables.
Logró redefinir los límites de la masculinidad negra, haciendo hincapié en algo que fue rechazado por la cultura dominante: ocupar más espacio. Por ello Talley, se enfocó en abrir camino a modelos, marcas y diseñadores afroamericanos, para que día a día tengan mayor presencia en un lugar que también se merecen. Ejemplo de ello; la llegada de Edward Enninful como Editor en Jefe de Vogue UK, el primer hombre negro en formar parte del comité de Condé Nast. Solo bastó un “tú abriste el camino” por parte de Enninful como respuesta a la felicitación de Talley, para que él mismo sintiera que su tarea ya estaba hecha.
Recién cumplidos los 70 años, este ícono de la moda ha hecho grandes cosas que por solo verlo como personaje de soporte no le diste la gran importancia que en realidad tiene, y que nunca dejará de tener.
Instagram: @Marcelaguevara1