En los últimos seis meses he estado tomando una clase de sociología de la cultura en la que la burbuja mental en la que vivía explotó por completo; para ser justos, la maestra nos advirtió que esto pasaría. Dentro de la sociología se estudia cómo se comporta la sociedad dentro de su día a día y las razones por las cuales lo hace. La moda entra en este estudio como uno de los factores más importantes para poder entender una sociedad. Este aspecto, por la carrera que estudié, fue el que más impacto tuvo en mí y la verdad es que hubo muchas cosas que ya eran un poco obvias, como el hecho de que a través de la ropa que vemos podemos clasificar los niveles socioeconómicos. Sin embargo, fue el tema de la represión de la mujer el que me causó mucho impacto.
Cuando se habla de sociología se debe comprender el término “violencia simbólica” para poder explicar muchas otras cosas. Pierre Bourdieu, un sociólogo francés, determinó a la violencia simbólica como las acciones que los dominantes ejercen sobre los dominados para poder mantener la jerarquía como es. Suena muy duro hablar de dominación de esta manera, pero la verdad es que esto existe en todos lados. Les doy el ejemplo más fácil: la clase alta sobre la clase baja. La clase alta es la dominante por su nivel económico; ésta ejerce actitudes y reglas sobre la clase baja para que ellos, los dominantes, no pierdan su postura actual.
En el caso de la represión a la mujer, el patriarcado es el dominante y la mujer, la dominada. No me malentiendan, en la actualidad la mujer es más libre de lo que era hace 50 años cuando el patriarcado estaba a su máximo esplendor; pero aun cuando nos hemos librado de muchos aspectos, la violencia simbólica que ejerce el patriarca sobre nosotras sigue existiendo. Por ejemplo, algo que pasa seguido es la negación al entrar a un antro por cómo vas vestida. Si ponemos las cartas sobre la mesa, las que normalmente entran son aquellas que llevan tacones, falda corta y una blusa bonita. Inclusive hay antros que no te dejan entrar si traes jeans o tenis, te regresan para que vengas “más arreglada”.
Fun fact de los tacones: los hombres fueron los que comenzaron a usarlos por la funcionalidad de estos al ser jinetes, y cómo la mujer tenía una manía por adoptar elementos de vestir del hombre, esta moda se empezó a extender entre ellas.
De hecho, los tacones ni siquiera eran para caminar, comenzaron siendo herramienta para montar y luego lo usaban las clases altas en Europa para demostrar un estatus social. No me van a decir que tiene lógica que ahora somos nosotras las que buscamos el uso de las pequeñas máquinas de tortura para vernos mejor. Otro ejemplo que podría demostrar esa opresión de la que hablo es lo que se define como sexy en la sociedad. El estar destapada, mostrar un escote, usar una falda corta es algo que se ha denominado como sensual por la cultura popular que nos acompaña en el crecimiento. Es eso que buscan los antros al dejarnos entrar solo si nos vestimos sexys porque al final del día, el que consume dentro de esos lugares es el hombre. Un amigo una vez me comentó que los famosos “ladies night” de los antros era realmente una carnada para atraer a más hombres a los antros y gastar dinero en nosotras. En la era en la que el feminismo está avanzando, nosotras seguimos siendo carnada. Y aparte de esto, seguimos atacándonos entre nosotras cuando vemos a alguien vestida sexy.
La opresión está en la ironía de buscar vernos bien, pero seguir siendo controladas por ser criticadas al mostrar nuestro cuerpo. Esa violencia simbólica que busca mantenernos como las dominadas pasa diario en acciones pequeñas que no consideramos por cómo lo dice su nombre, solo son simbólicas, no se perciben. Pero creo que es hora de que nos demos cuenta y consideremos que las elecciones diarias de lo que nos pondremos habla mucho de la sociedad en la que vivimos, pero más aún, de nuestra posición en ella.
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