Seguramente si eres de esta nueva generación tecnológica entiendes el estrés relacionado con las expectativas que conlleva tener una red social “perfecta”. Se ha creado una lista imaginaria de cómo llevar a cabo una vida alrededor de las redes sociales. Dedicamos nuestro tiempo y esfuerzo en seguir al pie de la página, lo que se supone nos hará deseables a los ojos del mundo, todos aquellos quienes nos observan a través de un dispositivo electrónico.

Si lo vemos de manera positiva la tecnología ha traído grandes oportunidades y descubrimientos en este siglo XXI. Nos ha conectado unos con otros a pesar de las diferencias culturales y largas distancias, ha dado voz a todo tipo de personas para levantarse y mejorar problemáticas globales, además de crear una plataforma de unidad para muchas comunidades. Sin embargo, no podemos olvidar que las redes sociales tienen un lado oscuro. Vivir en una época de consumismo extremo ha causado un sentimiento de necesidad absoluta por cosas innecesarias, y las redes sociales se aprovechan de esto. Ya sea a nivel físico, material o emocional te muestra una idea “perfecta” por la que deberías desgastarte para alcanzar.

¿Cuántas veces hemos escuchado que las redes sociales cargan consigo una ola de estrés y ansiedad personal?

Si buscas en internet los efectos dañinos que pueden tener las redes sociales en tu vida encontrarás más de 14 millones de resultados que hablan sobre este tema.

Una de las cosas que me molesta profundamente acerca de la era tecnológica actual es el máxima valor que le damos a las redes sociales. No me lo tomen a mal, yo también soy usuario de incontables redes sociales y paso mi tiempo prestando atención a fotos, videos, compartiendo y dando like a publicaciones de mis amigos, conocidos y hasta de personas que ni siquiera conozco. Disfruto de ellas como cualquier otra persona lo hace, en ocasiones me he sentido viciada por las mismas y eso me hace darme cuenta de una difícil realidad; hemos olvidado vivir sin tener un celular de por medio para grabar todo lo que sucede a nuestro alrededor, capturar los momentos preciados y compartirlo con el mundo. Pareciera que no importa la experiencia vivida si no se lleva a través de una red social.

Claro que es bello tener un recuerdo permanente de lo que vivimos al pasar los años, pero es aún más hermoso prestar total atención al presente y disfrutar de cada momento al máximo sin presión de tener un celular en la mano.

Es necesario reevaluar la forma en la que estamos viviendo. Si despiertas y lo primero que haces es abrir una aplicación en tu celular, te reto a cambiar tu día y hacerlo de manera distinta. Levántate, estira tus piernas, prepara un desayuno, toma un descanso y ve el mundo a través de tus ojos. ¡Empieza este nuevo año haciendo un detox de redes sociales! Toma unas vacaciones del mundo cibernético y comienza a aventurarte en el ahora.