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psicología

A propósito de los propósitos…

Por Cynthia González

El año inicia, y con él las metas o los propósitos que nos planteamos comienzan a crearse. Algunos optan por escribirlos sobre papel; otros cuantos deciden pensarlos e irse planteando de poco en poco diversas metas durante el año en curso. 

Está de más decir que los propósitos son ideas o planteamientos que se hacen con la intención de poder alcanzarlos. Por lo general, muchos de ellos van desde dejar de hacer algo o emprender alguna actividad como cambiar hábitos alimenticios, ser más activos, ahorrar más, viajar más, etc.  Y aunque al iniciar el año, nos preparamos física y mentalmente para cumplirlos, alcanzar los objetivos que se plantean en año nuevo nunca es fácil.

De acuerdo a un estudio del departamento de psicología de la universidad Pensilvania, tan solo el 8% de las personas logran cumplir sus proyectos; incluso, reflejan que estadísticamente las personas desertan en las primeras semanas de enero. Pero, ¿Qué sucede con los propósitos que   se nos dificultan cumplir? Y ¿será que todos dependen de nosotros o también dependen de las otras personas?

Primeramente, hay que mencionar que existen propósitos que al plantearse están lejos de la situación actual en la que nos encontramos (un nuevo trabajo, mejores ingresos, bajar 20 kilos en dos semanas, entre muchos otros) y, por lo tanto, nos enfrentamos a mayores dificultades para cumplirse.  Por consiguiente, algunas veces la situación puede tornarse una experiencia estresante, generando frustración en la persona por no efectuar sus metas como lo había pensado.

Pero, por otro lado, existen algunos que van relacionados con la introspección; el interés por el cambiar o mejorar la relación con los otros y con nosotros mismos. En este sentido, no es casualidad que el diccionario Oxford haya nombrado  la palabra “tóxico” como la más utilizada durante el 2018.  De esta manera el diccionario denoto que dicha palabra iba relacionada con “la acción de manipular a alguien por medios psicológicos”, significado que movilizo a más de uno en algún momento del año.

Ciertamente, uno de los motivos por los que se asiste a un psicólogo o psicoanalista es cuando aparece un sufrimiento o malestar en algo que acontece en nuestra vida. De la misma manera, muchas personas llegan a consulta con la idea de que todos los conflictos son conscientes y, por lo tanto, se pueden resolver y olvidar fácilmente. Debo decir que esta es una ilusión.

En efecto, es imposible conocer todo de nosotros y, por ende, existe una parte inconsciente que mantiene vivencias que han contribuido a formar lo que somos ahora y nos ha auxiliado al presentarse algún problema. Sin embargo, el inconsciente trabaja bajo su propia lógica; lo que significa que muchas veces busca por sí mismo una solución que resuelva nuestros conflictos internos y lo que tenemos en la realidad exterior, es decir, hace lo que puede con lo que se tiene.

Si lo dudamos, pensemos en las personas que les resulta difícil asumir o cambiar ciertas cuestiones en su vida o salirse de situaciones que afectan su integridad física y emocional. Pongamos un ejemplo actual, imaginemos a alguien que aun estando en una relación ya sea de pareja, familiar o de amistad se ha percatado que ya no se siente cómodo o satisfecho con eso, sin embargo, no logra entender por qué le es complejo separarse de ahí, ¿por qué a pesar de ya no quererlos tiene la necesidad de estar con ellos? ¿por qué siente que las cosas podrían ser diferentes o ya no son como antes?, ¿Por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?…

“El psicoanálisis concierne a los más íntimo de cada ser humano, y es mediante las palabras de la persona y su forma particular de hablar como se van a poder extraer ciertas conclusiones” Cristina Fontana

 

Ante estas preguntas, para algunas personas un mero ejercicio de introspección no es suficiente, si alguien desea conocerse mejor y busca resolver algún conflicto, seguramente buscará ayuda profesional, en otras palabras, existen conflictos que se encuentran muy dentro de nuestro ser y el psicólogo cumple la función de escuchar los síntomas y el sufrimiento que los acompaña.

Finalmente, he de decir que, como todo, existen momentos propicios para consultar y cada persona tiene su tiempo para buscar iniciar un tratamiento psicológico. No obstante, no debemos olvidar la relación con nosotros mismos de manera íntegra y si en algún momento lo hemos de desear podemos proponernos encontrarle una respuesta a aquello que parece confuso por ahora. No olvidemos que, después de todo, la única persona con la que viviremos toda la vida, será con nosotros mismos.

Cynthia González

Psicóloga

Psi.cynthiagonzalez@gmail.com

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