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¿Tendencia o plagio?: La mala costumbre de las marcas de moda

Por Kassandra Torres

Naces, creces, aparecen los Louis Vuitton Archlight sneakers en el mercado y ¡mueres por tenerlos! sin embargo su no tan accesible precio los convierte en un amor imposible que te mantendrá babeando en su ausencia… o eso creías, hasta que la nueva tienda local lanza unos sneakers curiosamente similares, solo que 19,000 pesos más baratos… ¿te suena?, es porque últimamente este fenómeno que BoF ha nombrado “The copycat economy”, se ha convertido en la nueva forma en que marcas locales e internacionales “disfrazan” su descarado plagio de “una simple tendencia”.

Y ¡claro! sabemos que en pleno 2019 nadie de nosotros está creando el “hilo negro”, de hecho vivimos en un mundo que nos guste o no, es regido por tendencias que de alguna u otra forma influyen en la forma en que nos desempeñamos creativamente y por ende, en los productos y servicios que sacamos al mercado, sin embargo una cosa es tendencia y otra totalmente diferente es plagio.

Tendencia:Idea o corriente, especialmente de tipo religioso, político o artístico, que se orienta en determinada dirección.

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Plagio: Idea u obra literaria, artística o científica de un autor, que se presenta como si fuera propia.

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Y en un mundo donde un día es amarillo por todos lados y otro botas vaqueras hasta en la playa, es fácil caer en la cautivadora propuesta de las marcas que ofertan moda “de miles de dólares” a unos cuantos pesos, sin embargo es importante considerar el impacto que este sistema genera en la industria de la moda internacional, donde mientras las marcas revendedoras venden diseños plagiados de firmas como Balenciaga, Louis Vuitton o Fendi, disfrazados de “inspiración”, venden piratería a plena luz del día y sin penalización alguna, sin tomar en cuenta que la mayoría de las veces estos productos son creados bajo el mismo sistema de operación del fast fashion: poca calidad y malas condiciones.

¿Y por qué esta clase de copias no es condenada por la ley como piratería? sencillo: si no incluyen logotipos comerciales que han sido registrados previamente no cuenta como plagio ante la ley, sin embargo esto no es suficiente para proteger la propiedad intelectual de un diseñador o una firma entera, el daño va más allá de un simple logo, donde si bien lo común en la industria es ver a marcas vendiendo productos plagiados de grandes firmas internacionales, desafortunadamente esta situación también existe a la inversa, donde grandes marcas de fast fashion han copiado sin tapujos el trabajo de múltiples artistas y diseñadores alrededor del mundo durante años, vendiendo a las masas productos copiados disfrazados de “casualidades” o “simples tendencias”, sin embargo en esta era globalizada ¿de verdad queda espacio para las casualidades creativas?… no estamos tan seguras.

En una era donde la globalización digital nos permite tener acceso a más información que nunca -sobretodo en temas de moda- es fácil identificar cuando estamos consumiendo una copia o simplemente una tendencia, por ello es importante prestar atención y afinar nuestro ojo experto, y en caso de detectar un curioso “copycat” poner en perspectiva si realmente necesitamos esos preciosos wannabe Balenciaga de 800 pesos, o podemos vivir con nuestros Chunky Reebok’s sin problema y nuestra dignidad intacta, al final del día ¿quién compra piratería en pleno 2019?.

Instagram: @Kasstorress

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