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análisis

Yalitza Aparicio y la ajenidad social al cuerpo del mexicano

Por Cynthia González

En época de nominaciones a los grandes premios del cine. México se vislumbra entre los favoritos para la academia, demostrando que las raíces culturales y el reflejo de nuestra vida cotidiana sigue sorprendiendo en gran medida. Es así como “ROMA” de Alfonso Cuarón es una cinta que se sostiene de imágenes infantiles del mismo director, acompañada de referencias políticas, culturales y sociales.

El filme relata la vida de Cleo, una empleada doméstica cuya historia atrapa y conecta con el espectador a causa de la sensibilidad y simpatía del personaje interpretado por Yalitza Aparicio, una oaxaqueña de 25 años de edad. Yalitza tras su éxito en la cinta fue protagonista de varias portadas de revista, encabezados y debates acerca de su trabajo, pero también de su aspecto físico siendo objeto de halagos, pero también de discriminación.

Desgraciadamente Yalitza se rodeó de críticas y burlas respecto a sus rasgos indígenas visualizando que el conflicto relacionado con los temas de discriminación hacia los habitantes centroamericanos y que gran parte de México no acepta la presencia del mismo en su lenguaje cotidiano.

En relación a esto, de acuerdo a una versión del sistema del retrato hablado del  año 2002 en conjunto con las investigaciones antropológicas de la UNAM se realizó una estandarización respecto a los rasgos faciales característicos de un mexicano, entre ellos se encontraron 16 tipos de castas, entre 8 y 10 formas particulares de tipo de rostro y una relación particular entre los diferentes núcleos tanto rurales como urbanos en donde se encontró el reflejo de la historia de México de acuerdo a sus características físicas.

La identidad según la filosofía, es la relación que mantiene una entidad consigo misma, en este sentido valdría la pena cuestionarnos ¿Qué identifica a un mexicano?, México es un país con una diversidad cultural y étnica, sin embargo, los rasgos psicológicos que rodean dicha cultura están relacionadas con el complejo de inferioridad, soledad, ira e incluso melancolía por la misma.

La memoria social va en conjunto a aquel sentido de pertenencia que se formulan desde la infancia, al igual que el crecimiento de un niño, las huellas psíquicas que se quedan a nivel inconsciente, aquellas sensaciones placenteras y/o displacenteras que van relacionadas su historia de vida y que se percibe una repetición en la vida adulta.

De acuerdo a Ramos (1997) La cultura mexicana ha pasado diferentes cambios corporales-faciales, conformando actualmente la población por indígenas, hispanos y anglosajones. La población indígena constantemente se percibe envuelta desde la época antigua se consideraba que no podían subir de jerarquía creando una actitud dependiente, resignada e instalada en violencia. Respecto a la cultura hispana, heredada por los españoles con deseos de poder, superación y riqueza. Finalmente, respecto a los anglosajones se menciona el pensamiento individualista, mencionando que no todos los mexicanos reaccionan de esta manera.  

Estos aspectos nos llevan a comprender el posicionamiento de las jerarquías y la cultura en el pueblo mexicano y además de su percepción y posicionamiento a nivel social

La psicoanalista Françoise Dolto, menciona que el esquema corporal especifica al individuo en cuanto representante de una especie, sean cual fueren el lugar, la época, o las condiciones en las que vive, es decir que, si al principio el esquema corporal es el mismo para todos los individuos, la imagen del cuerpo, por lo contrario, es propia de cada uno, está ligada al sujeto y a su historia y que gracias a esta imagen del cuerpo y a este esquema corporal que podemos tener comunicación con el otro. Es por ello, que “ROMA” causa una conexión entre el pueblo mexicano y da oportunidad de ver a protagonistas de la misma etnia o cultura que nosotros.

Es alarmante percatarse de que el cuerpo mexicano es lastimado por sus mismas partes, ya sea directa e indirectamente. Lastimado indirectamente por la indiferencia y la antipatía que existe dentro del mismo cuerpo. Por otra parte, uno de los desafíos que nos enfrentamos como psicólogos en la actualidad es el hecho de trabajar una clínica cuya finalidad es construir aquella introspección sobre el malestar social y evitar la repetición del mismo; entre esto el reconocimiento de nuestra historia como cultura y como sociedad nos acerca a reflexionar y motivarnos a un cambio (si es que se desea) para que, a pesar de que las situaciones parecen ser las mismas, los resultados que se obtienen son diferentes cada vez.

En este sentido, la oportunidad que se da mediante el debate y las redes sociales, dieron cabida a la oportunidad de observar a las minorías, a la gente que nos rodea, que nos hace reflexionar de cuál es la imagen que estamos buscando y porque se percibe como mala o alejada una cultura de la cual descendemos, ya lo menciona Yalitza “Estoy feliz de que mucha gente se vea reflejada en mí y me encuentre como un motivo de inspiración”.

De dicha manera invito a una reflexión respecto a nuestro lugar en la sociedad y para con el cambio que esperamos. Es importante darle lugar y dignidad a las heridas visibles e invisibles del cuerpo de nuestro lugar. Conocer y pensar que más allá del cuerpo físico existe una significancia en la ubicación que se da de manera nacional e internacional a nuestra imagen, el mexicano comparte su historia en su imagen corporal, en aquello que comparte con sus tradiciones, su cultura, su alimentación, su trabajo, su educación y su poder.

Cynthia González

Psicóloga 

Psi.cynthiagonzalez@gmail.com

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