Vivimos en un mundo en donde constantemente nos enfrentamos a las opiniones de los demás y, con la invención de las redes sociales, estas opiniones no se quedan en el mundo tangible sino que van más allá al mundo virtual. Esto quiere decir que basta con desbloquear nuestros celulares para ser expuestos a un sin fin de información, información que muchas veces no tiene las mejores intenciones. Pero ¿qué pasa entonces cuando estamos rodeados de todos estos comentarios que nos dicen cómo ser y sobre todo cómo no ser? En este mundo en donde día con día escuchamos y leemos guías sobre cómo por fin lograr encajar en ese arquetipo de belleza o éxito, cuidarnos resulta revolucionario.

Y con cuidarnos no solamente me refiero a cuidar nuestro físico a base de una dieta balanceada y ejercicio. Al decir “me estoy cuidando” me gusta pensar que estamos un paso adelante de lo que las personas que nos rodean podrían ver a simple vista.  Estamos tomando la decisión de escuchar nuestro cuerpo y a nuestra mente qué les gusta, que no les gusta, con qué o quienes se sienten cómodos y con quienes no.

Cuidarnos implica tomarnos un día, hora o minuto para nosotros mismos. Significa muchas veces apagar nuestros celulares y computadora y simplemente existir. Y es que como feministas estamos acostumbradas a alzar nuestra voz, a luchar por lo que nos importa, pero si algo aprendí estas ultimas semanas es que tenemos que llevar al vida “poco a poco”. Los cambios no suceden de un día para otro. Hay que recordar que para que podamos seguir participando en la lucha por la equidad de género lo más importante es cuidarnos a nosotras mismas, nuestra integridad, nuestra salud, nuestra paz.

Así que con el fin del primer mes del 2019 les propongo que escuchemos a nuestro cuerpo y a nuestra mente y vayamos poco a poco promoviendo el cambio primero en nosotras mismas para así ser capaces de llegar aún más lejos.