Hace unos meses comencé a cuestionarme si en realidad pueden o no los hombres llamarse feministas.  Una de mis amigas me platicó sobre un panel al que asistió en donde tocaron justamente este tema, y honestamente jamás había pasado por mi mente esta idea.

A partir de ese día comenzó un gran debate por mi mente: ¿pueden los hombres ser feministas? ¿deberíamos de en lugar de feministas considerarlos aliados? ¿de verdad son feministas aquellos que dicen serlo? Estás son solamente algunas de las miles de preguntas que llenaron mi mente las semanas que vinieron después de aquella conversación con mi amiga. Y es que el feminismo, claro esta, es una lucha que busca el empoderamiento de la mujer con el fin de alcanzar la equidad de género. Pero si es una lucha de este tipo, ¿entonces debería de solamente considerar a las mujeres como partícipes de la misma?

Después de platicar y debatir con mis amigas, compañeras y profesoras feministas, pude obtener una visión mucho más amplia sobre el tema.  Me di cuenta que es ridículo pensar que jamás han existido aliados u hombres feministas. Obtuvimos el voto porque un hombre nos otorgó el derecho al mismo, obtuvimos derechos reproductivos porque también un hombre fungió como aliado nuestro. Es así como poco a poco me di cuenta que la pregunta de si un hombre puede o no ser feminista se contesta al voltear al pasado, al analizar y entender la historia de nuestro movimiento. Como lo mencioné anteriormente,  sin hombres feministas jamás estaríamos en donde estamos el día de hoy. La realidad es que siendo los hombres los que sistemáticamente han ocupado los cargos más altos en la esfera pública, han sido ellos quienes han tenido en sus manos el poder de otorgarnos derechos.

El día de hoy yo sí creo que los hombres pueden llamarse aliados feministas, sin embargo es importante que siendo aliados entiendan que su voz vale lo mismo que la mía o la de cualquier otra mujer. El feminismo sí es principalmente sobre el empoderamiento de la mujer por lo que las mujeres somos las que sabemos qué, cómo y por qué necesitamos lo que necesitamos. El papel de los hombres radica en escuchar, empatizar y no caer en la tentación de hablar por encima de la voz de las mujeres (aka mansplainning) . 

Lograr la equidad de género suena utópico y muchas veces inclusive lejano. Sin embargo, creo firmemente que solamente si nos unimos en la lucha sin discriminar distintos sexos o géneros, estaremos mucho más cerca de tener una sociedad digna y justa para todos nosotros.