Hipocresía: Cuando tu amix habla pestes de otrx amix pero ves que en todas sus fotos le comenta “🔥🔥🔥”… O también cuando Forever21 vende playeras que dicen “Feminist AF” o “Girl Power” pero a su vez les paga una miseria a sus trabajadoras y les da pésimas condiciones de trabajo. ¡Sí! Todas hemos sido presas de la mercadotecnia y la industria de la moda alguna vez y por ello hoy hablaremos de por qué el fast fashion es un asunto feminista que deberíamos erradicar a la brevedad.
Vivimos en tiempos donde ser mujer se torna cada vez más difícil, por ello hemos tenido que salir a levantar la voz y tratar de generar un cambio en la sociedad, buscamos representación y la queremos en todos lados y como siempre la ropa ha servido como la armadura que nos ha representado en las batallas más tediosas durante siglos, desafortunadamente la industria de la moda ha sabido sacar buen provecho de esto, lucrando con una lucha feminista con origen en el dolor de muchas y la muerte de otras, creando simple “merch” que ayuda a comercializar al movimiento feminista como una “moda” cualquiera. Ejemplo de esto es Forever21, empresa líder en la industria del fast fashion que durante los últimos años ha acaparado sus escaparates con prendas de índole feminista y empoderamiento femenino, sin embargo se han negado a firmar el Acuerdo de Bangladesh sobre seguridad para cada uno de sus empleados, no obstante, también se negó a comprometerse a dejar de utilizar algodón de Uzbekistan, práctica vinculada directamente con la mano de obra infantil, por si esto no fuera poco, es conocido que Forever21 tiene una de las peores pagas en la industria, pagando no más de 12 centavos por blusa cosida (blusa que venden por alrededor de los 15 dólares).
Y aunque desearíamos que esto fuese una práctica aislada, la realidad es que esto es más común de lo que creemos, hace unos meses Comic Relief, organización caritativa del Reino Unido, lanzó unas t-shirts en colaboración con las Spice Girls como parte de su campaña por la “equidad de género”, sin embargo el periódico The Guardian descubrió que esas playeras fueron hechas por mujeres en Bangladesh, quienes trabajaban durante jornadas de 16 horas al día, cosiendo hasta 2,000 prendas por jornada, siendo maltratadas, acosadas y abusadas verbalmente por sus jefes. Otro caso muy sonado fue el de la línea Ivy Park de nuestra querida Beyonce, la cual estuvo de venta en Topshop y por la cual pagaban 54 centavos por hora a cada una de las empleadas que fabricaban estas prendas… por más que amamos a Queen B esto no nos pareció nada empoderador proviniendo de alguien que predica con la palabra feminista.
De este lado del planeta, en México, recientemente fuimos testigos, gracias a la investigación de la Revista Melodrama, de la insensibilidad y desesperación de algunas marcas por lucrar con el movimiento feminista, tal fue el caso de la marca Alejandra Quesada, que haría el lanzamiento de su colección llamada “Ni Una Menos”, en la cual mediante botas con glitter y leyendas feministas, hacían alusión a las marchas y lucha feminista en México, todo esto de la mano de Liverpool, una de las tiendas de retail más importantes del país que en el 2014 encubriría el feminicidio de Angélica Trinidad Romero Severiano.
La moda es un asunto feminista porque el 80% de quienes trabajan en su cadena de suministro son mujeres de entre 18 y 25 años que tienen hijos y están siendo explotadas y asesinadas por un sistema basado en una fuerza laboral marginada y no existe nada empoderador en el hecho de utilizar una playera “feminista” hecha por una mujer que está siendo explotada y maltratada.
La próxima vez que vayas de compras pregúntate: ¿Qué mujer hizo mi ropa? ¿Bajo qué condiciones? y cuestiona si realmente tus prendas son un reflejo de la verdadera lucha por erradicar la violencia de género.