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análisis

Adiós social media, hola social life

Por Hiram Pinto

Querer desaparecer de redes sociales es una constante hoy en día. Nos llenamos de imágenes y experiencias ajenas que parecen sacadas de cuentos de fantasía y que sólo nos generan una constante ansiedad; entramos en un estado casi zombi dónde todos los días saturamos nuestras cabezas con estos cuerpos perfectos, maquillajes impecables, ropa de ensueño y un estilo de vida que a veces parece muy alejado de nuestra realidad. 

Una pregunta cruza por nuestras mentes: “¿Y si elimino mis redes sociales?”. “¿¡Pero cómo!? –comienza una segunda disputa en nuestra cabeza–  eso sería un suicidio social”. Posiblemente pones todas las opciones sobre la mesa y después de analizarlo, encuentras una pequeña excusa para mantener viva tu cuenta de Instagram, sólo para quejarte en Twitter de que tu vida no es tan placentera o exitosa como la de “x’s” o “y” persona que conoces a través de la web. Aunque lo niegues, sabes que lo haz pensado por lo menos una vez. 

En mi caso, el tiempo de decirle adiós a mis redes sociales ocurrió hace un año aproximadamente y más que decirle adiós, fue darme un momento para desintoxicarme de un lugar en dónde encontré factores que desalentaban todo lo que yo era. Las redes sociales, como cualquier herramienta, pueden ser utilizadas para bien, así como para mal. En mi particular caso, creo que estaban fungiendo de las dos maneras; sobretodo jugando con mi salud mental. Tal vez tu situación es diferente, pero puedo ver el mismo efecto en personas muy cercanas a mí, la mayoría de las personas de mi edad están pasando horas todos los días en Instagram y Facebook para después sentirse vacíos.

Si no estás en redes eres considerado como un outsider, estás encasillado como raro y en mi particular caso hasta me han llamado perdedor. Hace dos semanas una marca me mandó un correo para asistir a una de sus tiendas sólo para des invitarme unos días después, al ver que no había subido contenido de moda desde hace unos meses. También he perdido unos cuántos “amigos” por no estar en línea. Tengo muy presente a uno de ellos diciéndome que yo sólo estaba enojado con la vida, que por eso no podía ver la realidad de los demás sin sentirme molesto. Así es como son las cosas cuando intentas salir o darte un tiempo de esto.

Sin embargo, cuando estás afuera (o cuando te tomas un tiempo extenso.) puedes ver las cosas desde otra perspectiva. No estás regularmente revisando tu teléfono para ver todas las stories de Instagram, ni te obsesionas con los likes de tu foto y mucho menos la eliminas o la archivas si no queda con la estética de tu feed o si no alcanzó los 200 likes. En sí, puedes observar objetivamente actos que hasta cierto punto parecían normales, pero que realmente esconden un poco de sentimientos de ansiedad. 

No eliminé por completo estas aplicaciones de mi teléfono, porque mi trabajo como Community Manager me lo impide. Pero sí detuve de golpe la interacción desde mi cuenta personal, salí de ella y me evoqué a mi trabajo. No fue nada fácil y sabía desde un principio que no lo sería, porque estaba acostumbrado a ver todo de todos, los siete días de la semana, pero dejé que fluyera este tiempo concentrándome en otras cosas y descubrí algunas cuestiones que estaría feliz que leyeras si en algún punto haz considerado darte un tiempo de redes sociales o si lo estás practicando en este momento. 

– El tiempo que tienes es abundante y lo puedes aprovechar en cosas realmente productivas. Siempre vivía diciéndome que no tenía tiempo para hacer “esto o lo otro” y no me daba cuenta que se me podían ir veinte minutos cada vez que abría Instagram, en las mañanas se me hacía tarde para el trabajo y ni siquiera desayunaba porque lo primero que hacía era abrir mis redes. Ahora puedo seguir diciendo que no tengo tiempo, pero porque mi día se está llenando de las cosas que no hacía antes, estoy terminando mi trabajo a tiempo, escribiendo mis artículos sin retraso, pasando más tiempo con mi familia, desayuno bien todos los días y siento que cada espacio tiene un propósito.  
– He tenido un sentimiento de creatividad abrumador; sobretodo de esa en donde haces lo que tú quieres y no te importa lo que los demás piensen. Es difícil describirlo, pero es un sentimientos que definitivamente extrañaba porque cuando estaba todo el día en redes sociales, siempre estaba paranoico acerca de lo que la gente pensara de mí, o más bien, de estar haciendo lo “correcto” o lo que todos están haciendo para encajar. 

– He dejado de sentirme inferior a los demás. Al comparar constantemente nuestra vida con esas imágenes perfectamente curadas te puedes llegar a sentir miserable. Recorría Facebook e Instagram pensando, “Ojalá pudiera tener eso”, “Son tan afortunados”, “Wow, ¿porqué no tengo ese cuerpo?” y otros pensamientos como esos. Ya no he pensado así. 

– Tal vez se deba a que he ido más despacio y he podido ver las cosas desde una perspectiva diferente, pero he empezado a apreciar las cosas más pequeñas, me he vuelto un poco más apreciativo de lo que los demás hacen por el mundo o por mí. Cosas que muchas veces, por ir rápido o por estar prestando atención a estos otros sentimientos de angustia, no tenía presentes.

– Conectarse con el mundo real es otra de las cosas que he podido experimentar, estaba completamente desconectado por mirar a mi teléfono cada cinco minutos. No estaba realmente presente con mi familia cuando teníamos el tiempo de convivir juntos, ni mis amigos me escuchaban del todo porque estaban igual, esperando una respuesta o mandando alguna foto mientras nos juntábamos para comer. 

– Es fácil ser amigo de alguien que te conviene y muchas veces así es la vida en redes sociales. Perdí una gran cantidad de “amigos” desde que me empecé a desintoxicar de redes sociales. Algunos ignorar mis mensajes porque “ya no estoy en el medio” o porque “ya no estoy esforzándome en línea”, como si la vida que llevo sin redes fuera irrelevante. Suena cliché, pero puedes darte cuenta quiénes realmente son tus amigos cuando haces algo parecido y estoy feliz con las personas que están aquí a pesar de esas decisiones. 

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Enfocarme fuera de redes sociales ha sido una de las mejores decisiones que he tomado. Me ha acercado más a mi familia, me he hecho más disciplinado en mi trabajo y en los tiempos de entrega, me ha ayudado a entender varias cosas de mi personalidad así como lograr un avance más firme en terapia, he tenido oportunidad para convivir más con las personas que amo. Si tú estás del otro lado, sé que verás este texto y encontrarás un sinfín de razones por las cuáles no abandonar o desintoxicarte un tiempo de redes sociales y está bien, como todo en la vida, la moderación es la clave. 

A veces sólo hace falta preguntarse si lo que estamos haciendo ahí adentro alimentará de alguna forma positiva nuestra vida y de no ser así, creo que es el momento ideal para abandonar el teléfono por un tiempo. 

Instagram: @Thebabymilk

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