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Hablemos de depresión

Por Sam Lacayo

Es complicado pero importante hablar de la salud mental. Nunca me había percatado de la dificultad con la que salen palabras de mi boca al momento de explicar lo que mi depresión es y hace. Vivímos en una época en donde el boom del amor propio ha distorsionado muchas otras cosas, y me he dado cuenta que la sobre-aceptación de uno mismo en ocasiones viene de la mano con el seguimiento a la cultura y moda del momento. Lo que quiero decir con esto es que difícilmente se puede separar la opinión, gustos, y pensamiento propio de la década en la que vivimos actualmente. Nuestra manera de pensar, actuar, decidir, etc., está muy influenciada por lo que hoy en día es tendencia, y todo esto lo explico porque recuerdo el momento en que compartir nuestras experiencias personales viviendo o luchando con la salud mental se volvió un trend tóxico.

No fue hace más de diez años que las enfermedades mentales empezaron a salir a la luz desde la boca de quienes las vivíamos. Conforme pasaba el tiempo se hizo más común hablar de trastornos como la anorexia, bulimia, t.o.c., ansiedad y depresión; en cuanto se normalizo hablar de ello, tenerlos se convirtió en la nueva tendencia. Desafortunadamente tuvieron que pasar alguna años más para que esa tendencia se denominará como algo tóxico y se explicará a la gente que el tener una enfermedad mental no es tema de moda, sino una realidad con la que muchos viven y luchan por sobrellevar.

Hace poco escuché que la depresión solamente tiene cabida en la vida de una persona cuando la misma lo permite. Esto es muy cierto, más no tan simple como se escucha. Ya lo he explicado antes, la depresión se vuelve en un conocido quien entra por la puerta de tu vida sin anunciarlo; para removerlo necesitas empujarlo a la salida mientras evitas contacto visual, pues podría convencerte de quedarse. La depresión es cómoda y te ofrece muchas “soluciones” temporales a tus frustraciones actuales, es fácil decirle que sí. Ceder a la comodidad de sumergirte en un estado de depresión se vuelve absoluto después de poco tiempo, y a la larga vives con eso como si fuera un estado normal de ti mismo.

Cuando empecé a escribir este artículo lo primero que tenía en mente era compartirles un poco sobre lo que entiendo del camino en la depresión, pero no quisiera dejarlos con una nota triste y derrotada. Es una realidad que las enfermedades mentales no son sencillas ni mucho menos, pero tampoco son invencibles. A veces llegamos a pensar que nuestros problemas no tienen final, que la depresión nunca va a irse y que es un estado perpetuo con el cual tenemos que aprender a convivir. Honestamente creo que es importante saber  identificar lo que es la depresión, pues es una de las mejores maneras de combatir y deshacerse de ella, pero identificar no significa aceptar y abrazar.

Por mucho tiempo llegué a pensar que para vivir en paz con mi trastorno debía aceptarlo tal y como es, dejarlo ser en mí y continuar como si eso fuese normal. Después de un año en depresión me dí cuenta que la que tiene vida soy yo, no mi enfermedad. La que toma decisiones debería ser yo, no mis malestares.

Vivimos en una era que trata de engrandecer los problemas con los que se vive para evitar estigmas con los que hemos cargado por siglos. Juzgar nunca ha sido la solución al problema de nadie, pero enorgullecerse de algo que nos quita la vida no hace las cosas mejores. Me tomó tiempo darme cuenta de mi realidad, deshacerme de la tristeza en la que me había envuelto, dar un paso hacía adelante, pedir ayuda y cambiar mi situación.

Difícil pero no imposible. Mejores cosas siempre vendrán en camino, solamente hay que estar listos para ellas.

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