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análisis

¿Qué te ha pasado Vogue?

Por Kassandra Torres

Desde niña fui una loca aficionada de las revistas; fui evolucionando desde la mágica revista de Barbie llena de glitter y juegos infantiles, hasta POR TI y SEVENTEEN, que con sus tests de personalidad y tips de “ligue” me terminarían por coronar como toda una puberta lectora en el mundo de los amantes del mundo editorial… Sin embargo todos esos años mi amor a este mundo permanecía latente en espera de la promesa que absurdamente me había planteado a mi misma desde mi infancia: No compraría Vogue hasta que cumpliera 15 años… Por alguna razón yo creía que mi mente infantil no era merecedora de tan elevado contenido antes de esta edad y que por obra del espiritu santo y con la “gran sabiduría” de una quinceañera lograría por fin apreciar en su totalidad el mítico contenido de la icónica biblia de la moda, VOGUE.

Una vez que cumplí 15 años no hubo vuelta atrás, mi cuerpo y alma se volvieron adictos a consumir VOGUE en dosis inapropiadas, esperaba con ansias mes tras mes para correr a mi Sanborns más cercano y comprar la más nueva edición de la revista, hasta que esto no fue suficiente y comencé  a comprar VOGUE España, Estados Unidos e Italia, cuestión que era bastante complicada viviendo en la frontera donde el contenido de moda es tan escaso como la seguridad… Ba dum tsss… en resumen, VOGUE era para mi el medio que tenía la última palabra en la industria de la moda, o al menos así solía ser.

Conforme pasaron los años y por fin ingrese a la carrera de moda, mi ojo crítico fue apareciendo y el contenido que tanto amaba en VOGUE fue desapareciendo. De un día para otro comencé a notar que el contenido estaba plagado de publicidad descarada y los editoriales de México eran solo réplicas de los de Estados Unidos con meses de retraso, los pocos artículos de vanguardia fueron reemplazados por planillas con diminutos párrafos de texto que describían los “Must Have’s de la temporada” y la mitad de la revista se tornó en una sección de sociales bastante blanca. Mi corazón de puberta estaba destrozado.

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Fue fácil verlo entonces y mucho más claro ahora… el contenido de revistas como Vogue ha ido decayendo de forma drástica y apresurada, haciendo que día con día pierda credibilidad dentro de la industria de la moda. En el caso de Vogue Estados Unidos es cada vez más obvio que nuestra querida tía Anna Wintour ha ido perdiendo la sensibilidad y entendimiento hacia sus lectores que la había caracterizado durante décadas, es horrible pero inevitable pensar si es una cuestión de edad o brecha generacional, ya que la capacidad de entendimiento y visión contemporánea que había caracterizado a Anna desde su inicio en VOGUE, donde se dedicó a romper esquemas y marcar nuevas pautas en lo que sería la industria de la moda en los años 80, han desaparecido, y lo podemos notar en sus últimos intentos por rescatar el renombre de la revista al seleccionar a celebridades como Kim y Kanye para protagonizar las portadas más importantes de la misma, sin embargo es importante entender que lo que fue innovador hace unas décadas no lo es en la actualidad, y hoy en día el consumidor quiere ver más allá de celebridades y tendencias pasajeras, contenido que tenemos al alcance de nuestras manos en Instagram a un scroll de distancia.

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¿Entonces cuál es el futuro de la biblia de la moda?

 

Adaptarse o morir. Es algo que ha resonado durante años en nuestros oídos y una cuestión que debería estar más presente en la dirección de VOGUE en la actualidad. Se necesita un nuevo mesías de la moda tal como lo fue Anna en 1988, cuando incursionó en la dirección de VOGUE poniendo a celebridades por primera vez en la historia de la revista, revolucionando a la industria de la moda de ese entonces, cuestión que no vendría nada mal en la actualidad, donde mediante nuevas estrategias, plataformas, contenidos y dirección, podríamos rescatar lo que algún día fue la biblia de la moda que hoy  se ha transformado en la idea de lo que siempre soñamos alcanzar. Por ahora no queda más que esperar un cambio en la dirección de la revista, soñando con un mejor futuro lleno de periodismo de moda de calidad y nuevas estrategias de comunicación que logren dominar el mundo digital a través de la misma esencia.

Más moda y menos sociales. Te lo pedimos Señor.

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Instagram: @Kasstorress

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