Desde que me adentré en el tema del feminismo, tengo la maldición de que todo lo que me rodea que tenga que ver con ser mujer lo empiezo a cuestionar. Es decir, empiezo a generar teorías feministas y comienzo a pensar en soluciones para ello. Por ejemplo, hace dos semanas me vi en la necesidad de comprar nuevos bras y para ello fui al nuevo Victoria’s Secret de Punto Valle. En el momento en que entré me comenzaron a abordar con promociones y estrategias de ventas y ofertas de ayuda para encontrar lo que buscaba. Para serles honestos lo que yo buscaba era algo que no fuera TAN caro y que cumpliera su propósito. Viendo todos los modelos me era impresionante lo caro que podía llegar a costar algo que no ando mostrando al mundo entero. Me era muy difícil pensar en la idea de que me costaba menos la ropa que sí mostraba a la que debía solo cumplir una función de soporte. Ahí fue donde entró la feminista en mí; comencé a cuestionarme, ¿será la ropa interior para mujer más cara que la del hombre? Y si sí, ¿por qué? Entre que decidía si gastar $1,500 en un brasier sencillo o no, mis ganas de investigar el por qué es tan caro crecían. Así que fue lo que hice. Mi teoría inicial era que era cuestión de un “pink tax” (un costo extra por vender productos rosas o para uso femenino), pensé que solo por ser un producto para mujeres y sus necesidades anatómicas, esto sería más caro. Pero me equivoqué. Después de investigar resulta ser que el precio de los brasieres, en especial, están tan caros por el proceso de creación y los materiales que se usan. Siendo diseñadora de moda esto no debería de sorprenderme, pero la feminista en mi quería analizar de más. Ahí les va el por qué de los precios y cómo es que, en realidad, este producto no es tan sencillo como parece.
Empecemos por los textiles; un brasier de precio elevado suele estar compuesto por telas muy caras y difíciles de conseguir. Por ejemplo, la seda y el algodón son fibras naturales que dependen de factores externos como el clima. Su producción es un poco más compleja porque puede llegar a parar, o bien, no producirse debido a una sequía. Esto eleva los precios del algodón, por ende, al producto final. Sin embargo, un bra que no es tan caro suele estar compuesto de textiles sintéticos y sus avíos como los broches o las varillas son hechas de plástico.
Pero lo que más me sorprendió en la producción de esa prenda interior es la mano de obra. Para que nos vayamos entendiendo mejor, hay muchos productos en la moda que son hechos gracias a máquinas o robots en fábricas. Pero hablando de los bras, estos son hechos 100% por la mano del hombre, o de la mujer. TODA prenda interior es creada por manos humanas, ya sea algo de la marca La Perla (marca de lujo) o algo comprando en Soriana. Una persona fue la que tuvo que poner todo junto y crear ese producto que todas necesitamos.
Ahora, la creación de un bra no es nada sencillo; no es como hacer una blusa de botones que tiene un rango de error un poco más amplio, en este caso, si la costura del bra se desfasa por un centímetro, la prenda puede llegar a ser inútil o causará una incomodidad a la clienta. Y dentro de esa comparación, un brasier de lujo puede llegar a tener alrededor de 100 piezas que deben unirse, algunas de materiales como metales; cuando una blusa o un pantalón tienen alrededor de 5 a 15. El cuidado al detalle que deben tener estos productos de ropa interior es extremo, por ende, la mano de obra es más costosa.
Otro factor que afecta en los precios de dichos productos es la talla del mismo. La forma, el peso y la posición del busto en cada mujer es distinto, y las tallas para cubrir estas necesidades requieren de diferentes diseños y materiales cada una. Esto es un extra a la mano de obra requerida para la producción del brasier ya que implica un estudio de la anatomía de la mujer mucho más amplia para poder determinar, no solo los patrones distintos, si no los textiles y materiales que mejor sostienen a esas tallas. Toda la atención al detalle y el tiempo que les toma para determinar el bra perfecto para tallas más grandes es la razón por la cual existen marcas que se especializan específicamente en ropa interior. Es por esto que, en tiendas como Walmart, HEB, etc, no encuentras una variedad amplia de tallas. Inclusive en Oysho, (que pertenece a la empresa de fast fashion Inditex) que se especializa en este tipo de ámbitos de la moda, no encuentras una copa D, solo llegan hasta la C.
Un brasier más barato toma mucho menos tiempo en hacer y materiales más baratos en conseguir. Una forma de notar uno barato es en el elástico de las bandas, las cuales tienden a estirarse y aguadarse con el uso. Otro factor es cómo se siente con el tacto de la piel; si este se siente plasticoso y duro, lo más probable es que no te dure por mucho tiempo.
Después de investigar sobre el tema me di cuenta que mi ser feminista se equivocaba; no era una cuestión de desigualdad de género, era solo el elemento de producción de la prenda. Una vez que entendí todo lo que conlleva hacer un brasier puedo aceptar que el precio es válido y que, honestamente, es una inversión a largo plazo el gastar un poco más de dinero en un elemento que se usa diario y puede cambiar de llegar a tu casa a tirarlo por la borda o sentirte lo suficientemente cómoda como para no quitártelo nunca.
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