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Reflexión: Las niñas bien

Texto y fotografía por Cinthya Roura

Modelo: Cecilia Treviño

Las niñas bien son aquellas que saben que la prudencia es uno de los valores más importantes que pueden tener. Nunca hablan de lo que sienten para no incomodar a los demás, especialmente a los hombres. Siempre cuidan lo que dicen, jamás se les escuchará diciendo “malas palabras”. Utilizan un lenguaje propio de una señorita. 

Asisten todos los domingos a misa y se confiesan cada jueves. Saben de la importancia de mantenerse vírgenes hasta el matrimonio, por lo que gracias a dios no han caído en la tentación. 

Para ellas los hombres seguirán siendo hombres así que cuidan su vestimenta diaria de manera que no distraiga al sexo opuesto. Piensan que aquellas que visten provocativamente son muestra de la decadencia de la sociedad. 

Muchas de ellas deciden (son aconsejadas por sus padres) no estudiar. Al momento de casarse (porque claro que se van a casar) sus esposos les permitirán quedarse en la casa todo el día atendiendo tareas más femeninas que aquellas que ellos realizan en sus oficinas. 

Ellas cuidan su alimentación: jugo de apio y shot de jengibre temprano, pilates o barre a media mañana, ensalada al medio día, golden milk por la tarde y atún por las noches. Jamás se les verá terminando el platillo que les fue servido. Sus abuelas les enseñaron que siempre se tiene que dejar aunque sea 1/4 del mismo. Las niñas bien no tienen hambre (o al menos no la demuestran). 

Antes de acostarse proceden a untarse una gran variedad de cremas que prometen retrasar el envejecimiento. Les han dicho que a los hombres les gustan jóvenes (mejor prevenir que lamentar).  De igual manera se depilan todo el cuerpo porque se les ha dicho que el vello corporal es un signo de suciedad y masculinidad, ambas siendo cosas no propias de una señorita. 

Una vez en la cama tienen que acceder a los deseos de su esposo. Ellos ya trabajaron duro todo el día y merecen su recompensa. Ellas jamás alzan la voz sobre ciertas actitudes, pero se cuestionan en secreto si aquella vez que su esposo las tomó por la fuerza se podría considerar violación. Incluso han llegado a pensar en el divorcio. ¿Qué dirían sus padres? ¿Qué diría la sociedad? Inmediatamente eliminan el pensamiento porque recuerdan aquella vez que sus esposos les dijeron que las querían. Ellas saben que ellos tienen una manera peculiar de demostrarlo y que los gritos, golpes, y menosprecios son solamente un pequeño precio que tienen que pagar por mantener su status de niña bien. 

Inspirado por las historias escritas por Guadalupe Loaeza. 

Instagram: @Cinthya.roura

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