Hace unos días vi la foto de una recién nacida y no pude dejar de ver sus pequeños y adorables aretes. Recordé también que fue bastante tarde cuando reaccioné que no nacemos con las orejas horadadas, obviamente. Y es que al menos en México, de lo natural que se ha vuelto pareciera que son parte de nosotros al nacer. Como otro rasgo natural y distintivo del género. ¿Por qué?
Al parecer la costumbre lo naturalizó y no es una decisión que se tome siendo mayor, pues se asume que al ser niña/mujer se querrá utilizar pendientes desde corta edad por temas de estética y belleza.
No pienso hacer todo un debate al respecto, pero me parece interesante que algo tan cotidiano sea tan solo una arista de todo lo que engloba un tema tan controversial como lo son las modificaciones corporales.
¿Qué es una modificación corporal?
“Una modificación corporal, también conocida como transformación del cuerpo, es la alteración permanente o parcial deliberada del cuerpo humano por motivos simbólicos, estéticos, religiosos o culturales.” -Thompson, Tim; Black, Sue (2010). Forensic Human Identification: An Introduction.
Algunos ejemplos de modificaciones corporales que encontramos al buscar el concepto en google son: piercing, tatuaje, expansión, escarificación, implante subdérmico, microdermal, bifurcación de lengua, limado de dientes, alargamiento de cuello, modificación craneal, corseting, entre otros.
Modificaciones que van desde nuestro contexto social, religioso, cultural.
Sin embargo, hay algunas que se encuentran camufladas y que no aparecen en el buscador, mismas que se extienden hasta temas de belleza e higiene que hemos venido arrastrando desde hace siglos y que es común cuestionar desde enfoques poco profundos, eso si es que lo hemos hecho.
Se tiene entendido que dentro de estas modificaciones hay ciertas categorías, principalmente -permanentes, temporales y extremas- lo que deja espacio para modificaciones de un grado más “comercial” entendiéndose como algo cotidiano, fácil de monetizar y que posee determinada influencia en nuestro accionar y relacionar; como la depilación, los tintes, las extensiones, el delineado permanente, las uñas postizas; prácticas que forman parte de modificaciones corporales aceptadas con facilidad en la sociedad y adoptadas en nuestras rutinas como una tarea más dentro de la agenda. Incluso como aliados en el cumplimiento de un deber ser. O un mejor ser.
Y no es hasta los últimos años que hemos adoptado otras prácticas de modificación como procesos de expresión/ornamentación socialmente aceptadas -tatuajes y perforaciones- mismos que me pregunto si se olvidarán en el proceso de depuración estética que forma parte del ciclo de tendencias que nos lleva rigiendo sutilmente y de la mano desde años atrás.
Nos encantaría leerles.
¿Cuántas modificaciones nos hacemos antes de salir de casa?
¿Qué es lo que motiva estas cambios?
¿El maquillaje cuenta como modificación corporal u ornamentación?
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