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análisis

Los residuos textiles tienen que desaparecer

Por Hiram Pinto

No es normal el sentimiento compulsivo de querer comprar ropa cada semana pero sí podemos culpar a la industria del fast fashion por sembrar mucho de ese sentimiento en nuestro subconsciente. Sus filmes con los modelos más distinguidos de las firmas más importantes utilizando piezas de sus nuevas colecciones, su manera de agregar productos cada dos días a su página web, los interminables newsletters con una lista personalizada de todos los artículos de deseo que saben vas a querer –porque están basados en tus preferencias de búsqueda en la web.– Todo es un plan maestro para que continues consumiendo.

Se preguntarán, ¿qué tiene de malo querer las novedades de las tiendas de moda rápida?, ¿por qué hacer mi pedido de Shein desde china está afectando? Pues bueno, a veces la respuesta da pie a otras preguntas: ¿qué toma realizar esas prendas que “tanto amamos”, qué “tanto necesitamos”, aquellas que “son un must” para sobrevivir esta temporada? Desde hace más de cuatro décadas, las marcas que se dedican a vender ropa en masa han encontrado su mina de oro en la manufactura barata que se basa en la paga pobre a mujeres y niños en países en desarrollo, el uso de materiales nocivos para el medio ambiente y la sobre explotación de pasantes de moda que diseñan las colecciones que venden. Un problema aún más grande sucede cuando las piezas que se diseñan se comienzan a producir en masa y las tiendas no venden todo su inventario. 

Historias de terror referente a colecciones no vendidas las hemos leído todos, son anécdotas que más que contarnos algo, nos informan de una realidad que muchos no queremos ver para seguir cómodamente comprando sin sentir culpa alguna. Y dado a que la mayoría de las personas no visten una tendencia, éstas colecciones rápidas que imitan la alta costura terminan siendo un inventario desechado que después de estar en el aparador no volverán a ver la luz del día. ¿A qué nos referimos con inventarios desechado? Quisiéramos que esas palabras sólo fueran el significado de  un montón de ropa apilada (que ya de por sí es algo sumamente triste) pero la osadía de estas compañías va más allá; H&M ha sido motivo de escándalo en los últimos años. La grande Sueca es el principal motor en plantas combustibles donde su ropa no vendida es quemada para producir energía. ¿Lo imaginan? No dejan de producir ropa en cantidades inimaginables, no hacen algo al respecto para terminar su inventario como rebajar aún más las prendas o abrir tiendas outlet para colecciones pasadas, ya ni se diga realizar donaciones a las personas que no tienen recursos, no, a ellos les basta con quemar su ropa por el simple hecho de que no pudo ser vendida, sin fundamento alguno.

H&M & Nike Support Stella McCartney's Campaign To Reduce Fashion Waste #ecofashion #ethicalfashion #sustainability #plasticfree #stellamccartney

Quemar ropa tiene un impacto ambiental que no es percibible de inmediato para nosotros los seres humanos, pero más de un estudio y millones de esfuerzos de ambientalistas nos han dejado en claro que la industria de la moda y textil es una constante para la destrucción de nuestro planeta. Lo peor es que aún creemos en todas las campañas “verdes” de nuestros más grandes monstruos: Join Life, Conscious, Earth Joy son sólo nombres que disfrazan todas aquellas atrocidades que realizan las marcas, es el greenwashing moderno que te hace pensar que estás ayudando al planeta por llevar tu tres bolsitas de ropa que ya no usas a tu tienda H&M más cercana para que ellos “le den una nueva vida a la ropa que ya no usas” y te den un descuento para tus nuevas prendas. Well, guess what? Esa nueva vida está siendo quemada en bodegas clandestinas, haciendo que nuestro planeta sufra consecuencias irreversibles. Un reciente reporte de Las Naciones Unidas reveló que para el 2035 la temperatura global habrá aumentado a 2.7 grados, lo que causará inundaciones extremas, escasez de los alimentos como los conocemos ahora, sequías en la mayoría de los países y temperaturas extremas nunca antes vistas. Los expertos señalan a la industria de la moda como la número uno en acelerar este proceso. 

Tenemos la responsabilidad, como consumidores, de comprar menos. Y las cadenas, de producir menos de todo. Miles de nuevas empresas consideran las aterradoras cifras de la industria para poder avanzar desde este punto en el diseño, hasta el valor del mismo y de cómo convencer a los consumidores que comprar poco, es igual de satisfactorio que comprar una cantidad exagerada de ropa. 

Tenemos que modificar la moda si queremos sobrevivir al cambio climático. Los residuos textiles tienen que desaparecer, o de nueva cuenta, disminuir de manera acelerada.

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Instagram: @Thebabymilk

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