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En los tiempos de Instagram como dictador de tendencias y testigo constante de la reproducción de las mismas, es fácil quedarnos con una impresión superficial de la moda como un outfit colorido y perfectamente planeado para una toma bonita.
Pero lo cierto es que el vestir está tan inmerso en lo cotidiano y la rutina que olvidamos que puede ser nuestra aproximación más íntima con el arte.
Un término difícil de delimitar debido a su siempre cambiante relación con la moda, de la que siempre ha querido independizarse para ser considerado arte.
En sus inicios, se basaba en los textiles artesanales creados por procesos tradicionales y complejos, debido a sus orígenes en el arte y en las fibras se separaba de la moda para poner su centro en elaborados procesos y trabajos étnicos hechos a mano por uno o más artistas.
Se comenzó a coleccionar en museos con el Movimiento de Arts & Crafts e incluso se promovía el arte textil o de fibras, pues era confuso el pensar en que una pieza de arte fuera algo más que un objeto contemplativo y por su directa conexión con el cuerpo era incómodamente relacionado con la Moda.
Tomó popularidad alrededor de los años 70’s en Estados Unidos con el movimiento hippie bajo la idea de que las personas deberían poder expresarse honestamente a través de la ropa. Época en la que se popularizó el evento de “Levi’s Strauss Denim Contest”.
Dentro de sus etapas fue contemplado como piezas de uso diario, formales, algo similar al vestuario o prendas artísticas, hasta que llegó a ser parte del arte del performance; tema que personalmente me entusiasma muchísimo pues simultáneamente se convierte en extensión del cuerpo y escultura textil.
La imagen de la prenda como metáfora cuando el wearable art es investible pero toma la forma de la misma como recurso poético igual que la ausencia del cuerpo.
Artistas recomendados:
Referencias: Art: Fashion and Anti-fashion, Melissa Leventon 2005. Fine Arts Museum of San Francisco.
https://www.patoleszko.com/costume-performantz
Instagram: @Carocarvajal_