Nunca se me va a olvidar cuando nos hablaron de sexo seguro en mi casa. Fueron varias conversaciones, pero la que más me quedó marcada fue cuando mi papá nos dijo a mi hermano y a mí: “la regla número uno es siempre usar condón. La regla número dos es nunca olvidarse de la regla número uno.”
El condón siempre ha sido mi método anticonceptivo de preferencia, y hasta que no inventen algo para que los hombres tomen, se peguen o se implanten en sus cuerpos, seguirá siendo el condón mi top choice. Además ya estoy en una edad en la que el embarazo es la menos de mis preocupaciones. No que sea algo que deseo sin planearlo, pero confieso que a mis 35 años me preocupa muchísimo más una enfermedad de transmisión de sexual, así como la incomodidad de las infecciones urinarias y/o vaginales.
¿Cuántas veces hemos escuchado la frase de, “pero con condón no se siente igual”? O la de, “el condón interrumpe el momento”. ¡Híjole!, honestamente hoy en día esos comentarios me parecen muy tontos, no sólo machistas, pero excusas baratas e ignorantes. Más de un millón de personas contraen una infección de transmisión sexual (ITS). Más de 290 millones de mujeres están infectadas con el virus de papiloma humano (VPH). Se estima que más de 500 millones de personas son portadoras del virus que provoca la infección genital por virus del herpes simple (VHS). Reconozcamos que nos dieron muy mala o nula educación sexual. Y, aceptemos también que hemos tenido varios encuentros non-gratos con la pastilla del día siguiente.
A la mayoría de las mujeres no nos enseñaron a poner condones, ni a comprarlos tampoco. No son productos que tenemos que nuestro top of mind porque las marcas comerciales que conocemos van dirigidas más hacia los hombres. Ponte a pensar realmente cuántas opciones de condones has probado. Es más, ¿alguna vez has comprado condones? ¿Has visto la etiqueta, la caja, o hecho investigación alguna del producto? Creo que no podemos generalizar y hacerle el fuchi al condón si no somos consumidoras primarias, y si no hemos sido partícipes en tomar ese control.
Antes de que me digan que el látex irrita a muchas mujeres (yo soy una de ellas), desde hace tiempo existen condones que no son de látex, así como opciones veganas, non-toxic… Conozcan marcas creadas por mujeres feministas como la australiana @choose_jonny, que ofrece condones para hombres, pero hechos por mujeres para las mujeres. También están @hanxofficial, @sustain, @lola… Instagram them!
Hace poco subí varios stories a Instagram sobre los anticonceptivos hormonales, en especial las pastillas, y los efectos gravísimos que tienen en nuestra salud, y lo peor de todo es que nadie nos dijo. Desde dolor vulvar, resequedad vaginal, depresión, ansiedad, enfermedades autoinmunes, hasta coágulos cerebrales y cáncer, por mencionar algunos. Como sociedad hemos normalizado el no poner atención a los efectos secundarios de las medicinas. Nos quedamos con un “no pasa nada”, “seguro solo le pasa a un porcentaje muy pequeño”, y eso no está bien porque no es cierto. ¡Sí pasa!
Las únicas dos veces que tomé pastillas anticonceptivas fueron una en mi adolescencia, cuando ni vida sexual había empezado, y me recetaron Yasmin disque para regular mis periodos, para los cólicos y para los granos. ¿Alguien más se identifica? La segunda vez fue a mis 30, estando en una relación seria donde pensé que sería más fácil cuidarme así. ¿Más fácil para quién, para él? Nunca me pregunté que no fue nada fácil para mí engordar, estar del peor humor, llorar sin razón alguna, contraer infecciones urinarias sin parar, me salieron granos, se me cayó el pelo, entré en depresión… Para el sexo probablemente era una opción “más fácil”, pero mis cambios de personalidad no fueron aceptados. Así como terminó mi relación de pareja, terminó mi relación con los anticonceptivos.
Me parece muy injusto, y muy sexista, que las mujeres tengamos que pasar por todo un caos hormonal, que nos afecta en todos los sentidos, además de estar expuestas a contraer infecciones y enfermedades, sólo porque algunos hombres no quieren usar condón, o porque no nos dieron más opciones para cuidarnos. Ojo, jamás juzgaría la decisión de una mujer sobre su cuerpo, ni la razón por la que decide un método anticonceptivo sobre otro, porque está en todo su derecho. Sin embargo, pongo sobre la mesa el empezar a cuestionarnos más de dónde vienen esas decisiones, y si realmente tenemos la información y el conocimiento necesario para tomarlas. ¿Realmente sabemos qué es lo mejor para nuestro cuerpo?
La triste verdad es que la mayoría de las veces no la tenemos, confiamos a ciegas en los doctores y ni preguntamos sobre los riesgos. Es muy fácil dejarse llevar por esos factores externos (doctores, escuela, novios, amigos, revistas, televisión…) Un buen doctor hace un screening mucho más profundo y personalizado en cada paciente, antes de recomendar hormonas sintéticas como si fueran chicles. Infórmate bien y aduéñate de tu propio cuerpo. No lo dejes en manos de otros. Ninguna moda, publicidad, marketing, ignorancia, ni constructor social merece poner en riesgo nuestras vidas.
P.D. Si tienes una vida sexual con diferentes parejas disfrútala muchísimo, pero sigue las reglas de mi papá: usa condón SIEMPRE.
#MustRead: para saber más sobre los efectos negativos que tienen las pastillas anticonceptivas en la salud de las mujeres te recomiendo el libro Beyond The Pill, de la doctora y bioquímica Jolene Brighten.
Conoce más estadísticas de infecciones de transmisión sexual en www.who.int
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