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análisis

El después de un viaje

Por Sam Lacayo

No importa cuánto tiempo haya pasado fuera de mi rutina, siempre que regreso a la vida cotidiana mi mente se tarda un rato en procesar. Los primeros días siento una fatiga intensa, como si en lugar de estar descansando hubiera trabajado el doble, y he llegado a entender la frase “I need a vacation from my vacation” desde un punto de vista más real y menos sarcástico. ¿Nunca les ha pasado? Cuando viajan por un largo tiempo, o simplemente están acostumbrados a divagar de un lugar a otro en busca de nuevas experiencias.

Al terminar un viaje estaba buscando llegar a un lugar que pudiera sentir como hogar, pero nunca era así. Me la pasaba viviendo en el ayer y el mañana; en los recuerdos sobrevalorados de todas las aventuras creadas, más la esperanza de más y mejores experiencias en el futuro. Durante el viaje anhelaba volver a un plano estable, y en cuanto regresaba a la rutina extrañaba moverme en lo desconocido. Mis amigos están en todos y ningún lado, ya que se encuentran alrededor del mundo. Y lo que conozco en un lugar en otro de nada sirve por que la cultura da un giro completo. Te sientes desplazado, pues perteneces a todos y a ningún lugar.

No es broma cuando les digo que no sabía si era por la edad, la depresión, o el espíritu de viajero inagotable que desea vivir en un estado constante de aventura. Ya me había acostumbrado a vivir así, constantemente viajando en mi cabeza, fatigada por trabajar para viajar y confundida por querer algo más estable. Hasta que un día en un blog de viaje que sigo en redes sociales tocaron el tema : ¿Qué nos pasa después de viajar?. Y encontré que muchas personas sentían y pasaban por lo mismo.

El Síndrome del Viajero Eterno es como muchos lo llaman. Los expertos le dicen “Shock Cultural Inverso”, usualmente sucede después de un viaje extenso cuando regresas a tu propia cultura y experimentas una mezcolanza cultural de todo lo que has vivido. El Síndrome de Viajero Eterno es la sensación de no pertenecer a ningún lugar específico y la constante necesidad de seguirse moviendo; como lo hacían los nómadas en tiempos prehistóricos. Tiene sentido que algunas personas se encuentren en disyuntiva sobre una vida sedentaria o errante, ya que a través de los años hemos cambiado un estilo de vida por el otro, adaptandonos a una vida más cómoda y sin movimiento. Muchos argumentan que es parte de la genética y otros opinan que se trata de experiencias adquiridas. Personalmente, sólo puedo testificar que es real y probablemente te suceda si eres un viajero.

Parece inevitable. Vivimos en el constante apego a las memorias de diferentes lugares, amigos, experiencias y costumbres, muchas veces idealizando recuerdos que ni siquiera fueron tan importantes o especiales en su momento. El Síndrome del Viajero Eterno distorsiona realidades y provoca que nunca estemos cómodos en un solo espacio. Es por eso que es bueno reconocer que no todo es tal como parece.

Puede que después de un viaje regreses a tu casa cansado, te sientas fuera de lugar y estés listo para escapar de nuevo. Sólo recuerda que así como tú hay muchos, y todos sienten el Síndrome del Viajero Eterno.

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