Octubre del 2019: Karl-Johan Persson CEO de H&M, declara que el creciente movimiento de avergonzarse del consumo es una amenaza social, ya que la empresa ha presentado pérdidas desde el 2018.
Septiembre del 2019: Forever 21, el gigante de Fast Fashion americano, se declara en bancarrota y cerrará múltiples tiendas.
Con estas noticias se escuchó a más de uno exclamar “¡es una victoria sobre el fast fashion!”
Definitivamente la mentalidad de consumo ha cambiado y las personas piensan dos veces las cosas, pero seguimos con la idea de que ejercemos un control sobre estas grandes corporaciones, cuando aún somos un peón en el tablero. No obstante, las empresas continúan lavándose las manos y repartiendo culpas, ellos nunca son la raíz del problema.
La Procuraduría Federal del Consumidor invita a las personas a revisar la calidad de las prendas de marcas como Zara, Bershka, H&M, Forever 21 ya que pasaron de tener una vida útil de años a meses.
De acuerdo con la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) «El sector del vestido usa 93.000 millones de metros cúbicos de agua cada año, una cantidad suficiente para que sobrevivan 5 millones de personas» y «La producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto invernadero».
Durante los últimos años nos han dicho sin descanso que la “solución” es un consumo más ético y responsable. Que investiguemos Y reflexionamos.
“¿Lo necesito?”, “¿lo puedo usar?”, “¿lo puedo cambiar y alterar?”, “ ¿puedo darle otra utilidad?”. Pero al hacernos éstas preguntas la responsabilidad recae exclusivamente en el consumidor que trata de redimir sus pecados de años atrás. Alguien que ante su desconocimiento o situación económica decidió por las opciones de bajo coste como el fast fashion, sin embargo la verdad salió a la luz y a este solo le queda pedir perdón.
En medio de esta situación, las empresas se han servido de la culpa para retener al consumidor arrepentido. Nos dijeron que se portarían bien, “¡Recicla tu ropa en H&M, te damos un cupón para que sigas comprando!”, “¡Conoce nuestra colección Join Life, algodón 100% orgánico!”, “¿Ya te enteraste de nuestro plan de sustentabilidad para el 2030?”
Pero a estas tentadoras y convincentes promesas les falto agregar la letra pequeña. No nos dijeron: «la producción textil que genero al año es abismalmente desproporcional a la cantidad de ropa que reciclo», ya que actualmente un camión de basura lleno de textiles es desechado o incinerado al segundo. Tampoco mencionaron que “el resto de la ropa es creada con algodón que se siembra en una situación de esclavitud similar a la de 1850”. y que alrededor de 170,000 personas son forzadas a trabajar en la pizca de algodón en Uzbekistán.
Se puede buscar eternamente al culpable y tratar de señalar con el dedo que son las grandes corporaciones, los gobiernos o incluso cada uno de nosotros. Sin embargo es la vida en la que nos tocó vivir, no es momento de repensar únicamente la manera en la que consumimos, es ahora cuando debemos replantearnos toda la estructura en la que estamos viviendo.
https://www.lavanguardia.com/economia/20180131/44427058625/hm-tiendasv-ventas.html
https://www.nytimes.com/2019/09/29/business/forever-21-bankruptcy.html
https://www.bbc.com/news/business-49874688
https://news.un.org/es/story/2019/04/1454161
https://www.forbes.com.mx/bershka-ca-zara-y-otras-fast-fashion-que-estan-en-la-mira-de-la-profeco/
http://www.cottoncampaign.org/uzbekistans-forced-labor-problem.html
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