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REFLEXIÓN

¿Es la comodidad el nuevo fashion statement?

Por Carolina Carvajal

He mencionado con anterioridad que más allá de las necesidades fisiológicas de proteger al cuerpo con lienzos de tela; las prendas fungen un rol importante en la presentación visual de aquello que llevamos dentro. Encontrar las emblemáticas piezas a las que les daremos esta responsabilidad tan notable de presentarnos al mundo en un parpadeo, en el rojo del semáforo o en una reunión importante, se vuelve una búsqueda constante y exhaustiva. Erróneamente y por causas más inmersas en temas sociológicos de lo que pensamos; la consciencia colectiva, la falsa necesidad de validación externa y las tendencias suelen afectar nuestra adopción de piezas más de lo que deberían y pueden llevarnos a tomar decisiones en nuestra estética que en ocasiones transgreden los límites de la practicidad y la comodidad que en el ideal debería tener nuestra segunda piel.

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Tantos factores a considerar y que pueden arruinar todo un outfit según los lineamientos del ideal propio: practicidad, presupuesto, materiales, fitting, comodidad, color, origen, producción, entre otros. Esto propicia la fácil y casi inevitable caída en manos de las tendencias, tips de internet y todas estas series de pasos estandarizados que garantizan poder resaltar o disimular, según sea el caso; ciertos aspectos de nuestro cuerpo con pequeños hacks de moda: creando ejércitos uniformados que rara vez saben porque visten como visten o simplemente se resignan a hacerlo.

Después de cuatro años, con la elección diaria y “consciente” de levantarme todos los días temprano para estudiar tan solo la punta del vasto universo que implica la Moda, hice una irónica pausa y reaccioné que toda mi vida la elección de mis prendas me pasó muy de noche. Además, fue como un constante y poco justificado experimento de estilos que resultó en nada, lo que más importaba es que fuera un outfit a prueba de pruebas: siempre listo para correr y andar en patineta o cosas así.

A nada de que el año de vuelta, con muchas preguntas, revelaciones internas y con la ayuda más oportuna, mi exploración sobre la ropa se tornó bastante puntual lo que me llevó a un viaje virtual a tierras inglesas por el año 69 y la investigación que empezó en una conversación comiendo pizza de madrugada en Barrio Antiguo, se tornó en un interés más grande e incluso trajo consigo un par de adquisiciones en mi clóset y mi cabello. Experimento en fase piloto que terminó de validarse cuando hace unos días frente al espejo pensé: “¡¿Por qué hasta ahora?!… pero, gracias.” Seguido de una sonrisa torcida a mi reflejo, como de ternura y murmurando para mis adentros: “Por fin”.

Paloma Wool Is Popping Up In London - And Everyone's Invited | British Vogue

Y más allá de que en realidad la comodidad sea parte de las tendencias del 2020, es un concepto que sería preciso adoptar en nuestros lineamientos al momento de escoger aquellas prendas que serán parte de nuestra segunda piel. Comodidad kinestésica, estética, ideológica y mental. Sé que seguramente suene demasiado cursi como para existir, pero… al final, lo que más va a resaltar de todo esto es la congruencia que emana o no; tu accionar al existir. Vestir debería ser divertido, inspirador, fuente de poder, de coraje, un constante dancing mood, un sentimiento de intimidad con tus prendas; cómplices. 

Instagram: @Carocarvajal_

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