14 cosas que inevitablemente suceden cuando trabajas como un freelancer creativo
Por Cinthya Roura
Intentas trabajar en tu casa para ahorrar dinero.
Te das cuenta que simplemente el trabajar en tu casa en pijama, por más lindo que suene, no es para ti porque Netflix y/o YouTube son una tentación que aún no logras dominar.
Conoces la mayoría de los cafés de tu ciudad y los clasificas no solamente por la calidad de su café sino también por el tipo de trabajo que te inspiran hacer.
El/La barista de tu café favorito se sabe tu orden de memoria porque prácticamente vives ahí.
Has pensado en la posibilidad de rentar un espacio en un cowork pero el solo pensar que tendrás que pagar una cantidad mensual por un lugar que muy probablemente no visitarás tanto te disuade.
Agendas tus reuniones con clientes con base en los horarios en que hay menos tráfico en la ciudad.
Tus clientes buscarán descuentos o consideraciones especiales porque 1. “van empezando su negocio” , 2. “ahorita no cuentan con un gran presupuesto” o 3. (mi favorita) “su proyecto te va a servir para crecer como profesionista.”
Si eres recién graduada muchas veces te dirán que “la falta de presupuesto se compensa porque con su proyecto podrás aumentar tu portafolio y por ende llegar más lejos.”
Por más triste que suene, en ocasiones no contarás con libertad creativa, sino que tendrás clientes con proyectos muy rígidos.
Lidiar con clientes que no realizan los pagos a tiempo será parte de tu vida diaria.
En ocasiones tendrás que decirle que no a algunos proyectos porque tu filosofía de trabajo no va con la del cliente.
Tu cuenta de banco no será tan estable como quisieras, al menos no en los primeros meses/años de ser freelancer.
Tus amigos y familia no comprenderán al 100% tu forma de trabajo. Te cuestionarán constantemente si estás buscando activamente oportunidades dentro de alguna empresa o si de verdad te quieres dedicar a lo que haces actualmente.
Tendrás la oportunidad de colaborar en proyectos increíbles de diferentes industrias que harán que todos los cafés comprados, cotizaciones sin respuesta y noches pasadas editando valgan la pena.