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Cuando la tristeza te detiene

Por Gabriela Nava

No soy experta en salud mental, tampoco he estudiado sobre el tema, lo que sigue es una reflexión personal de lo que ha sido para mi vivir estos últimos meses, en una tristeza que afortunadamente he tratado.

Es mediados de enero, el reloj marca la 1:30 p.m. y me encuentro en pijama
llorando sobre mi cama. Horas antes estaba bien, ahora mi maquillaje se esta corriendo y no encuentro palabras de consuelo. Bajo a comer con mi familia, mi mamá pregunta si tengo frío, mi papá hace un comentario acerca de que seguro no me he cambiado desde que desperté, aunque en realidad ya realicé mis tareas del día. Después de comer solo decido subir y recostarme toda la tarde. 

Mi llanto no cesa, como si hubieran abierto una manguera. Mi familia no sabe qué hacer. En el pasado nunca imagine que una decisión de vanidad me traería tanto desequilibrio. Hay días en los que simplemente la tristeza es demasiada, me consume por dentro y me deja sin energía. Dije tristeza porque Depresión es una palabra que asusta, que implica enfermedad, y como cualquier padecimiento implica cuidado. 

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Pero los cuidados, la salud y todo lo bueno de la vida representa un privilegio. No voy a negar mi posición. La verdad es que desde el comienzo toda mi familia me apoyó, fue mi mamá quien me obligo a ir al psicólogo porque ya no era yo quien vivía en su casa todos los días. 

Hay días buenos y días malos: no todos los días malos son malos todo el día pero en definitiva estaban y están afectando mi vida o mejor dicho controlando. ¿Que pasa cuando la tristeza es tan grande que no puedes trabajar, que te consume por dentro y te deja en cama por días, y cuando sales de tu casa es más de fuerza que de ganas?

Entonces recuerdo el capítulo de Modern Love “Take Me as I Am, Whoever I Am” que protagoniza Anne Hathaway como una mujer bipolar que solo quieren que la amen como es, pero su salud mental se presenta como un problema tan grande que pone en pausa toda su vida cada vez que está en sus periodos grises. Este es un ejemplo de como una enfermedad mental puede apoderarse de cada decisión que toma quien la padece. 

A nivel global se calcula que alrededor de 300 millones de personas sufren de este padecimiento. En México según datos de el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) el 29.9% de las personas mayores de 12 años sufren algún tipo de depresión ocasional y el 12% de manera más recurrente. Los más afectados son los jóvenes, las mujeres, personas en desempleo y de la tercera edad.

Mi hermana me dijo “tienes las fortuna de vivir en una familia que está dispuesta a entender y escuchar, para muchas otras lo que tienes no existe” La salud mental sigue siendo un tema tan sensible que hace perder a sus padecientes de sus trabajos, relaciones humanas, amistades, proyectos de vida, ya que la mayoría no busca o no puede costear un tratamiento para esta enfermedad. 

Es difícil padecerlo y se que  también es para los seres queridos de cualquiera el verlos así, porque pareciera que fuera de la compresión y la paciencia no se puede hacer más. 

Lo que sentimos es válido, si necesitas ayuda búscala y acércate a alguien de confianza. 

https://www.inegi.org.mx/temas/salud/
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/depression
http://saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/7190/9349

 

Instagram: @gobynh

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