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análisis

El acto de vestir en tiempos de contingencia sanitaria y un intento de paro nacional

Por Caro Carvajal

Van apenas un par de días del inicio de esta contingencia y existen múltiples manifestaciones físicas de la misma, como: la cancelación de clases presenciales, los ajustes laborales en el país y ese sentimiento de pueblo fantasma que da al recorrer las calles vacías de las ciudades que descansan.

Seguramente, te has encontrado con contenido diverso en internet e incluso un par de hipótesis con respecto al virus que tiene a todo el mundo hablando: hay fotos que registran la ausencia, la naturaleza renovándose, el home office, los restaurantes en su modalidad “para llevar”, ciudades que cantan y aplauden en los balcones, hay quienes hacen livestreams como una alternativa de conectar, las tiendas físicas cambiando al formato online, las inevitables noticias, entre otros.

He leído y escuchado que algunos tocan temas de salud mental y sus preocupaciones de a dónde nos llevará el prolongado encierro… y bueno, recordé que al menos para mí los largos confinamientos en casa son sinónimo de derrumbe, así que comencé a analizar lo que implica no salir y sus expresiones en el entorno. Es fácil colapsar con tanta información y cambios, las redes saturadas de opiniones, el intento de adaptarse para seguir y el hecho de concientizar al cuerpo de que no estamos de vacaciones. 

Vacaciones o periodos de descanso pueden migrar con facilidad a un outfit para estar en casa, pero luego resulta que es sábado por la noche, llevas unos días aislado y no puedes evitar extrañar los pequeños detalles, el prepararse para la pasarela que implica salir al mundo a diario: a la escuela, al centro, al trabajo, a esa salida con amigas o al bar… y ahí sigues, tres o cuatro días después, en pants y la vieja camiseta que usas para dormir, intentando con el alma demostrar lo productivo que se puede ser a distancia… y no puedes, o al menos no igual. Te preguntas… si eres tú, el zodiaco, la vida o la pandemia poniéndote a prueba. Decides tomar una ducha y cepillarte el cabello. Te ves en el espejo y optas por un outfit normal. No más pijama, susurras. Toma número dos, mientras suena la claqueta que anuncia un nuevo intento.

En ocasiones, la incertidumbre hará lo que sea por llenar el cuarto; la desesperación y las ganas de correr también pueden hacerse presentes… pero, son los pequeños detalles de los rituales diarios, los que pueden mantenernos anclados en lo real, un día a la vez. 

Así que, aunque tu rutina usual se vea alterada por la situación exterior actual, tómate cinco minutos y haz algo que te regrese al presente, a tu humanidad y tu calma. Fíjate metas diarias, lleva un registro, consiéntete pero no demasiado, elige tu outfit del día, come rico, toma agua, escucha música bonita, haz videollamada con un amigo, abraza a los tuyos, duerme temprano y mañana, hazlo nuevamente.

P.D. Recuerda, la pijama sólo para dormir 😉 

Instagram: @Caritovoodoo

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