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reflexión

Hablemos de democratizar la moda

Por Kassandra Torres

Durante décadas hemos sido testigos de una industria de la moda de pocos, una especie de élite a la cual muy pocas personas han tenido acceso, esto gracias a que la educación de moda a nivel internacional comúnmente está a cargo de instituciones privadas, de las cuales, hablando específicamente de México, sus colegiaturas rondan entre los $180,000 y $280,000 pesos mexicanos anuales, y en un país, donde cursar una carrera universitaria ya representa un reto por sí mismo, el hacerlo en una institución privada está fuera de las posibilidades de al menos un 41.9% de la población que vive bajo un nivel de pobreza (Datos del reporte 2008-2018 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, CONEVAL).

Pratt Institute | School of Design | Undergraduate: School of ...

Al haber sido una de las pocas mujeres privilegiadas en obtener una beca para cursar la carrera de diseño y negocios de la moda por parte de una institución privada, puedo afirmar que la educación de moda en México está pensada para quienes pertenecen a una clase media o clase media alta, esto debido a los elevados costos de matrícula, los grandes gastos que representa cada actividad en clase y las narrativas y formas mediante las cuales nos enseñan a percibir la moda, como este gran espectro lleno de glamour y exclusividad donde el lujo es el principal epítome de la industria. Sin embargo, la realidad es otra y mientras generaciones enteras hemos pasado años en las aulas aprendiendo sobre Christian Dior y Coco Chanel, la industria de la moda mexicana ha forjado sus bases en ideas vacías de lo que debería de ser, alimentando este monstruo basado en contactos y conexiones que tiene espacio solo para unos pocos que aspiran a vivir una industria parisina en México.

Así es, gracias a décadas de educación de moda basada en exclusividad (consciente o inconscientemente), la industria de la moda mexicana ha crecido de manera bastante centralizada en base a amistades, privilegios y conexiones, convirtiéndose en un imaginario muy al estilo de The Devil Wears Prada y muy alejado a lo que sería una economía de moda que realmente lograra beneficiar a cada sector de la población mexicana, desde el centro, hasta cada provincia. Por ello, pensar en las instituciones de educación de moda privadas como el único recurso que impulsará a los nuevos talentos nacionales es un gran error, así como lo es pensar en las grandes empresas de moda como Vogue, Chanel o Elle como el último y más importante logro para cualquier profesional en la industria. Más allá de esto necesitamos nuevas voces, nuevos talentos y nuevas plataformas que logren democratizar la moda y eliminar la idea de que la industria es solo para unos cuantos, porque precisamente esa idea de exclusividad ha forjado la casi inexistente industria que se mantiene a flote justamente gracias a todas esas voces y talentos disruptivos que están retando a la industria de la moda actual.

Por ello el día de hoy, más allá de mantener todas nuestras ilusiones y esperanzas en los hombros de las instituciones privadas de moda, deberíamos de prestar especial atención en desarrollar nuevas alternativas para fomentar la educación de moda accesible para todxs, incentivando los diálogos en torno al tema y fomentando los espacios de creación y aprendizaje para así democratizar la educación de moda de una vez por todas e ir forjando la industria de la moda que realmente merecemos.

Fuentes

https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/PobrezaInicio.aspx

Instagram: @Kasstorress

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