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La primera vez que alguien comentó sobre mi cuerpo

Por Gabriela Nava

Tenía 12 años cuando hice mi primera dieta, mi hermano se iba a casar,  mi mamá nos llevó a mi hermana y a mi al nutriólogo, todas nos queríamos ver bien para ese momento tan especial. Días antes de la boda un compañero de la secundaria me dijo que yo no era bonita porque era gorda y la frase quedó tatuada en mi cuerpo, once años después las letras no se desvanecen; las veo en el espejo, en los probadores, en la ropa que me compro, están escritas en letras mayúsculas cuando miro mis cachetes, piernas, brazos y estómago.

¿Recuerdas la primera vez que alguien comentó sobre tu cuerpo? 

Quizás fue un tío molestón que te quiso hacer un comentario cagado mientras te comías un pingüino en la reunión familiar. La mamá de algún compañerito del kinder que pensaba que estaba dándote un consejo. Pudo ser tu mamá cuando tenías alrededor de 13 años diciéndote que a los niños no les gustan las gorditas. Tal vez fue alguien que te vio caminando por la calle, que creyó que no lo escuchaste. Alguna amiga cercana que te dice “quisiera tener tu autoestima” cuando subes una foto con ropa ajustada.

El ser “hermosa”, “guapa”, “atractiva”, “bella” en teoría es indefinible, los patrones estéticos cambian dependiendo de la región, la cultura, el tiempo y no sobra la expresión “el gusto se rompe en géneros” sin embargo en la práctica es todo lo contrario, a pesar de la diversidad que existe en el mundo se logró crear un modelo ideal universal justificado en lo aparentemente natural, proporcional y sano, que es reproducido en medios de comunicación y resuena en nuestros alrededores hasta que se llega a creer que se tiene el derecho de criticar sobre la apariencia de alguien más.

Self-love – Bea Crespo

Recibir críticas sobre tu cuerpo a corta edad revela cosas que antes ignorabas. Te das cuenta que en el mundo tu figura aparentemente dice algo sobre ti, algo que ni siquiera tenías la intención de comunicar, el cuerpo habla y dice que se tiene que ver “bien” para ser aceptado por la gente, ser querido y poder pertenecer. Pero estos significados han sido otorgados y los adjetivos pasaron de describir las cosas a agregarles un valor. 

Lo bueno, bonito y sano está ligado a lo delgado, pero no a lo demasiado delgado, sino al delgado ideal, a la perfección. En contraparte lo malo, lo feo, lo desagradable y tóxico a la gordura. De acuerdo al libro de Umberto Eco, Historia de la belleza, fue en la edad media cuando las características físicas comenzaron a representar virtudes o pecados, se menciona que para los pensadores de la época la belleza no solo eran proporciones , sino también integridad y valores por lo cual lo bonito está relacionado con lo bueno y lo correcto.  

La industria de la moda se ha hecho millonaria vendiendo la receta para la belleza y la aceptación social, las portadas que hasta hace algunos años eran protagonizadas por modelos con el mismo tipo de cuerpo y color de piel cumplian la función de un cartel publicitario diciendo que si las lees y sigues sus consejos tu podras ser como ellas. La revista propaga estereotipos inalcanzables que ellos mismos recrean y para los que ellos tienen la solución. El dicho “la belleza cuesta” pasa no solo del esfuerzo físico que se tiene que hacer para conseguir un cierto tipo de figura, sino del costo económico y psicológico que requiere poder verse bien de acuerdo a lo establecido. 

Se justifica en la salud  pero realmente esta no se puede ver a simple vista, no se trae colgando del cuello el historial clínico para  saber si  hay algo mal con la persona a quien se está criticando, mucho menos se puede asumir  que no son conscientes de como lucen cuando se ven todos los días en el espejo. La crítica disfrazada de “consejo” solo perjudica el autoestima, puede llegar a alterar la relación que tienen las personas con la comida, patrones de sueño y formas de relacionarse. No podemos asumir el estado de salud de alguien por el físico de un persona.

Las palabras expresadas sobre la apariencia parecen olvidar que en la búsqueda eterna de la belleza lo que se ve no siempre es lo que parece. Que estar flaco no es un sinónimo de salud y que estar gordo no significa que no cuides de tu imagen y tu cuerpo.  La fórmula mágica de la felicidad no es  estar delgada = a estar bonita = a tener una vida plena. Se les olvidó mencionar que los problemas no van a desaparecer conforme los kilos disminuyen y que en la vida el mayor logro no se ve reflejado en una báscula. 

Se ha creado la idea de que se pueden hacer comentarios sobre cuerpos ajenos como si las palabras fueran un hechizo embellecedor y los problemas se resolvieran agitando una varita mágica. Pero no eres un hada madrina, tus palabras no convierten a los ratones en caballos y a las calabazas en carrozas. Se da por hecho que las personas no son conscientes sobre su piel, su figura, su peso, su textura como si no hubieran vivido en sus cuerpos todos estos años. Si yo soy mi peor juez no me hace falta tu juicio y si no se puede arreglar en cinco segundos, mejor no lo digas. El valor de una persona no reside en su aspecto físico.

Instagram: @Gobynh

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