Durante estos meses encerrada en casa debido a una pandemia el tiempo que paso en redes sociales ha aumentado potencialmente. Tanto es el aumento que me he percatado mucho de la cantidad de publicaciones que la cuenta Diet Prada sube en su plataforma. Para aquellxs que no la conocen esa cuenta de Instagram se ha ganado el título de “watchdog” o bien, perro guardián, por ser las personas que se encargan de desenmascarar a todas las marcas que cometan el gravísimo error del plagio dentro de la industria; de igual manera hace poco tiempo evolucionaron a exponer a marcas cuyos líderes tienen comportamientos racistas, misóginos u homofóbicos. Algunas de sus presas más perseguidas son las bloggers que abrieron una marca propia y deciden copiar diseños de casas más lujosas y de renombre, o bien, de marcas pequeñas sin tanta fama. Sus inicios se remontan a cuando Dolce & Gabanna cometió el error de invitar a las dos personas que manejan la cuenta para después ser destruidos por ellos mismos cuando revelaron las actitudes racistas de los dueños. A partir de ese momento Diet Prada ha crecido a tener un público de 1.3 millones de personas las cuales ayudan a filtrar información sobre actitudes erróneas dentro de las empresas líderes de la moda. Y aunque por un tiempo fue algo increíble ver cómo la justicia caía sobre los que hacían trampa, últimamente las publicaciones se han convertido en la base de mucho odio hacia sus objetivos. Día a día la cuenta lidera a su ejército de seguidores para cancelar marcas de moda y a las personas que se encuentran detrás de ellas, pero en un momento tan crítico como lo es, y ha sido, el 2020, esa cultura de odio es lo que menos necesita ver la gente en sus redes sociales.
Hay que aclarar que el famoso perro guardián de la moda tiene un propósito que, de ser usado de la manera correcta, podría ser de gran ayuda para los diseñadores más pequeños ya que ellos no tienen los medios de las grandes empresas para defenderse en caso de necesitar ayuda de la ley. El problema está en la ejecución del uso de la información. Para ayudar a explicarme de una mejor manera, les contaré del ejemplo de Arielle Charnas, la fundadora del blog Something Navy. El año pasado las diademas de gran volumen tuvieron su momento en el spotlight y con esto surgieron muchísimos diseños distintos que luego pasaron a ser copiados por marcas de fast fashion como Zara y H&M. Pero independientemente de quién copió a quién, dichas diademas estaban presente como una de las tendencias de moda más fuertes del momento. El problema ocurre cuando Prada, la marca más amada por el par y de la cual se basaron para titular su cuenta, saca un modelo en blanco y negro de una diadema voluminosa satinada bastante sencilla. Este modelo en especial tenía un precio de $240 dólares, lo cual no lo hace accesible a una gran parte del público, y como era de esperarse, el modelo fue “copiado” por Arielle para vender en su línea de Something Navy para Nordstrom. Puse copiado entre comillas ya que esa diadema en especial era la base de la cual todos los diseños salían; es decir, siendo este el modelo más sencillo y básico, se pudiera concluir que cualquier marca que la tomara para hacer la de ellos estaba copiando a Prada. Este drama resultó en que Diet Prada publica que Arielle cometió plagio acusandola de ser alguien que por ser blogger acostumbraba a tomar lo que quisiera y lo hiciera suyo porque, por su privilegio, ella no había tenido que trabajar por nada en su vida. En mi opinión estas acusaciones fueron bastantes personales para la creadora de Something Navy, llevándolo un poco más allá del tema de la copia de un diseño. Hasta cierto punto, pareció que Diet Prada se lo tomó personal por el “ataque” a su amado Prada. Lo que siguió este suceso fue una ola de odio sobre Arielle y su familia con gente comentando en fotos de su hija que ella crecería a ser igual de inútil y sin talento que la madre. Dentro de esos comentarios existían amenazas de muerte que podrían o no tomarse en serio y todo solo por una diadema.
No quisiera que me malentiendan a la hora de mi perspectiva sobre el plagio. Considero que existe muchísima copia dentro de la industria de la moda, pero también creo que es algo de esperarse cuando las tendencias son tan fuertes y palpables como lo son ahora. Si vemos grandes diseñadores que copian de otros, cómo no pensaríamos que una blogger lo haría de una marca de lujo. Y no es por defender a las bloggers, genuinamente creo que ellas no deberían tener participación en la industria de la moda como diseñadoras ya que suficiente producto tenemos para estar tirando, pero el odio es simplemente demasiado grande. En ciertas ocasiones, cuando los diseñadores han mencionado que Diet Prada es tóxico, las personas detrás de ella han dicho en sus stories que ellos no son responsables de la reacción de la gente ante sus críticas tan duras. Pero decir que sus comentarios no son de hate, es solo de shade es como decir que los comentarios racistas no son realmente malos y que cada quien los percibe como quiere. La malicia y la creación de una cultura de odio están presentes y que se justifiquen culpando al lector como malinterpretando el mensaje no lo hace menos negativo. Y es así como, poco a poco, el perro guardián de la moda se convirtió en el bully de la escuela.
Uno de los temas más alarmantes que encontré es que, por lo general, los fundadores de Diet Prada no hacen una investigación a fondo de los chismes que llegan a su bandeja de entrada para verificar que la información sea 100% cierta. Ellos mismos lo admiten cuando entraron en una discusión con Jacquemus por haber sido acusados de que sus noticias eran falsas. A esto ellos respondieron que por no ser reporteros, ellos no hacían una investigación de fondo. Pero para gente que no se dedica oficialmente a reportar, se esmeran muchísimo en hacer acusaciones pesadas de algo que podría o no ser cierto. Si el punto es exponer gente por no ser transparente, de qué manera están ellos cumpliendo lo que predican si no se toman el tiempo de confirmar sus fuentes.
Hay que tomar en cuenta que las redes sociales son muy poderosas, tanto así que se ha logrado que fundadores de plataformas muy grandes renuncien por ser acusados de comportamientos equivocados. Pero así como pueden ser muy buenas, también tienden a ser bastante dañinas. Diet Prada tomó el rol de justiciero a la hora de tocar el tema de plagio y discriminación en la moda, pero creo firmemente que hay que saber cuándo parar. En mi opinión la red de odio que se está generando hacia aquellos acusados no ayuda en mucho más que en dividir aún más a la sociedad. Son tiempos confusos y sobre todo la industria de la moda está pasando por un momento de cambio impresionante, es por eso mismo que no creo que hagan falta más lugares donde podemos encontrar un espacio tóxico que se encargue de tumbar gente. Al contrario, son más necesarios los espacios de verdaderamente tengan un propósito o ayuden en algo. Pero tengo la esperanza de que, mediante la moda evoluciona, lo haga de igual manera la voz de esta plataforma que tanto impacto tiene en la gente y pueda regresar a lo que una vez fue.
Instagram: @Alinatijerina