Hace unas semanas tuve el honor de ser invitada a un foro organizado por Draw Latin Fashion, plataforma de comunicación especializada en la moda latinoamericana. Dicho foro fue moderado por Talía Cu, Fundadora de DLF y Francelia Rodríguez, periodista de moda. El tema central de la noche fue “El futuro de los medios de moda parte 2”, en esta ocasión enfocado en los medios de moda independientes en nuestro país, es por ello que fuimos convocados directores, creadores y representantes de algunos medios independientes mexicanos, entre ellos Bad Hombre, Pinche Chica Chic, Latinoamérica de Moda, Fashion Theorist y su servidora, Kassandra, como mamá de Noise Mag.
Es así como el 30 de junio conversamos por casi dos horas en torno al futuro de los medios de moda en nuestro país, esto a raíz del complejo escenario que estamos viviendo en la industria editorial mexicana, donde medios consagrados han optado por cerrar o migrar a un formato en línea, lo que hace inevitable cuestionarnos si el concepto de revista de moda está muriendo o simplemente está cambiando.
En lo personal crecí con una visión romantizada de la revista de moda, viéndola siempre como un objeto aspiracional que me acercaba aunque fuese un poco a este mundo del cual me sentía tan alejada. A raíz de esto me volví coleccionista y desde los 13 hasta los 20 años continúe fiel a la compra mensual de 2 o 3 revistas que para mí representaban la biblia de la moda, sin embargo, conforme iba creciendo y adentrándome en la industria, me dí cuenta que esas páginas muchas veces no me aportaban más que un imaginario aspiracional y muchos, muchos anuncios, la mayoría del tiempo de marcas que ni en 3 vidas podría costear… ¿Entonces dónde estaba el punto de seguir consumiendo dicho contenido?. Probablemente ahí recae el problema que nos ha traído una crisis editorial en la moda.
Como yo, miles de personas hemos crecido de la mano de revistas que servían como una ventana hacia esa industria de pocos, en la cual nosotros sólo teníamos el lugar del espectador: viendo, analizando y esperando recibir sólo la brisa de este imaginario. Dicha dinámica funcionó por mucho tiempo, sin embargo, los tiempos han cambiado y el papel pasivo que ocupaba el lector también. Ahora lo aspiracional no basta, se necesitan medios que hagan protagonista al lector, que lo escuchen y atiendan sus demandas, sin embargo, muchas revistas no han sabido -o se han negado a…- hacerlo, aferrándose a viejas estructuras y metodologías que siguen colocando al lector en el puesto del espectador pasivo y a la revista como esta vitrina a un mundo aspiracional.
El sistema cambia. Así es, en un mundo donde toda la información está en nuestra mano y las noticias más importantes y exclusivas de la industria están a un Instagram post de distancia, las revistas necesitan algo más que ofrecer que una idea de exclusividad y glamour, es ahí donde la gran mayoría de los medios de moda tradicionales han entrado en aprietos por una falta de adaptabilidad y exceso de confianza en sus modelos de trabajo y negocio tradicionales.
Con el declive de los modelos de negocio tradicionales también han surgido nuevas plataformas que no precisamente se apegan a dichos estándares, es así como durante los últimos 10 años hemos visto el surgimiento de distintos medios independientes que han optado por olvidar el papel y más bien establecerse de forma 100% digital. En su mayoría, dichos medios son creados por personas que como muchas, crecieron con revistas que no tenían espacio para ellas, así que crearon las propias. Con el aumento de dichos medios independientes también hemos visto un aumento en la diversidad de contenidos, voces y posturas, la mayoría muy alejadas de lo que los medios tradicionales nos han vendido durante las últimas décadas. En sus páginas (o entradas) vemos historias reales, marcas más cercanas al lector y contenido mucho más diverso, sin embargo, más allá del hecho de establecerse como un medio digital, el éxito de dichas plataformas recae en una cuestión mucho más importante: Escuchar al lector y cambiar con él.
Y aunque dicha primicia parece sencilla, la realidad es que es un paso que se ha dificultado para la gran mayoría de los medios tradicionales que no se han podido adaptar a las necesidades del mercado actual, lo que los ha traído a una inminente crisis que exige un cambio inmediato. Así es, atrás quedaron los días donde la moda necesitaba una autoridad que dictara las reglas en una revista, hoy se necesitan personas reales con historias reales, se necesitan nuevas voces, diversidad en todos los sentidos y sobre todo, un gran sentido de adaptabilidad. Por ello no, no podemos decir que el Apocalipsis de las revistas de moda ha llegado, sin embargo, es una realidad que el mundo nos exige cambiar y adaptarnos. Una moda aspiracional ya no es suficiente y el futuro de los medios de moda más bien recae en una nueva generación de voces diversas, independientes y realmente propositivas.
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