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análisis

3 autoras en lenguas indígenas que muestran que la poesía mexicana va más allá del español

Por Claudia Aguilar

La literatura mexicana tiene a importantes exponentes en español, así como en lenguas originarias. Por ello, esta vez entrevistamos a tres jóvenes autoras en lenguas indígenas, quienes, a través de la poesía oral, escrita y expresiones multidisciplinarias se suman a la revitalización del zapoteco, el totonaco y seri. Te invitamos a conocer su trabajo e historias.

Sótera Soledad Cruz Rodríguez (Diidxazá / zapoteco)

Sótera es poeta y actriz. A los 11 años actuó en Guié Xhuba, película bilingüe que se filmó en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca, de donde es originaria; y a los 12 años protagonizó la película El ombligo de Guié’dani. Hoy, con 15 años, está nominada a mejor actriz al premio Diosas de Plata, otorgado por los Periodistas Cinematográficos de México (Pecime).

Su pasión por las letras comenzó en los talleres de poesía que tomaba en la primaria. Más tarde, las charlas y presentaciones de autores de su tierra, en donde conoció el trabajo de Natalia Toledo, Irma Pineda y más poetas, la inspiraron a escribir con mayor frecuencia. Así creó “Bicache’ laa’be”/“Lo enterré”, su primer poema en lengua indígena, el cual más tarde ganó el primer premio de Creación en Lenguas Originarias Gusanos de la memoria 2020, “En tiempos de la pandemia”.

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“Empecé hablando español”, cuenta. “Mis padres me decían que no hablara zapoteco porque lo iba a revolver con el español y la gente ya no me iba a entender. Me decían que eligiera solo una lengua, luego me prohibieron hablar el zapoteco. Pero desde que llegué a la casa de mi abuela aprendí. Ella me enseñó el zapoteco”.

Sótera Cruz remarca que esta es su lengua materna, y traslada ese orgullo a las diferentes disciplinas que realiza. Una de sus motivaciones, explica, son sus paisanos. Quiere mostrarles que con el zapoteco también pueden hacerse grandes cosas. “Siento que al ver que muchas personas están trabajando con el zapoteco, a ellos también les puede gustar y luego tomar esas referencias para crear sus propias cosas”.

Cruz Alejandra Lucas Juárez (Tutunakú / totonaco)

Cruz Alejandra tiene 23 años y es originaria de Tuxtla, Zapotitlán de Méndez, Puebla. Sus primeros recuerdos fueron en tutunakú o totonaco, lengua en la que su abuela expresaba sus diligencias y solicitudes mientras la cuidaba. Casi al mismo tiempo, cuenta, aprendió español. Sin embargo, considera el totonaco como lengua materna, porque fue la que más escuchó en su casa y comunidad.

Caso contrario pasó con los libros que leía en la escuela: todos eran en español. Esto, recuerda la poeta, hizo que por momentos dejara de lado su lengua originaria. Por ello, afirma que es importante escribir desde las lenguas originarias, ya que “son formas únicas de pensamiento, de creación y aprendizaje”.

Cruz Alejandra empezó a escribir poesía a los 18 años. Para ella es una herramienta que le permite transmitir los conocimientos y la tradición oral de su comunidad. “Todo está en la lengua: las palabras sagradas de los abuelos, el simbolismo, la forma en cómo se les habla a las deidades, por ejemplo: a kiwikgoló, guardián del bosque; a aktsini’, deidad del agua y a jilinin, deidades del trueno”, añade. “En la lengua guardamos un conocimiento, y la cultura se mantiene si la lengua se sigue hablando”.

Su poesía habla sobre la identidad totonaca: la lengua, la gente, el entorno; y hace énfasis en las mujeres, cómo visten y qué significa para ella ser una mujer totonaca. Igualmente retoma la injusticia que vive la gente de un pueblo que ha sido invadido por la violencia. Puede leerse en las antologías: Originaria: Antología de once mujeres poetas en lenguas indígenas, de Alternativa Ediciones; Flor de piel de pétalos, editada por Martín Tonalmeyotl; e Insurrección de las palabras, poetas contemporáneos en lenguas mexicanas. También se puede leer en revistas electrónicas como Tierra Adentro, Sinfín y Yolitia.

Zara Monrroy (Cmiique iitom​ /seri)

Zara además de poeta es pescadora, cantautora y traductora. Originaria de la Nación Comcaac, Punta Chueca, Sonora, ella destaca en la poesía oral: combina los ritmos de hip-hop, balada, reggae, y otros, para representar a su cultura ante los ojos y oídos del mundo, y darle un nuevo sentido a la palabra de sus ancestros.

Lo que busca con su trabajo es “compartir desde el corazón y la palabra”. Así lo aprendió desde pequeña cuando, luego de acompañar a su papá a la pesca del día, los dos se iban directo a la iglesia, en donde él era músico. Ahí, Monrroy empezó a cantar. Más tarde, a los 10 años, abrió paso a la escritura y comenzó a crear canciones en cmiique iitom, su lengua materna. Fue de este modo como su voz se fue expandiendo y, a los 20 años, emprendió su carrera artística en el Festival de la identidad Cumbre Tajín. A partir de entonces, se ha presentado en Bellas Artes de la CDMX, en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM y ha participado en Festival Cervantino y eventos internacionales.

Las letras de esta poeta hablan de la defensa del territorio y la mujer. La mayoría están escritas a modo de mantra y son fusiones que repiten cuatro veces en honor a los cuatro elementos. Zara explica que es una forma de bendecir y agradecer: “Por medio de mis canciones trato de bendecir a los demás y de estar en contacto con la naturaleza; además, es una forma de mostrar cómo una mujer de una comunidad indígena sale de su entorno para compartir su cultura con personas que no sabían que existía. Esto se me hace algo mágico: conocer y compartir”.

Sus canciones pueden encontrarse en su canal de YouTube; sus poemas escritos, en Originaria: Antología de once mujeres poetas en lenguas indígenas, de Alternativa Ediciones. Y el trabajo que hace como traductora o general, en Facebook.

Instagram: @Ladamitadelosperros

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