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De algoritmos, redes sociales y estereotipos de belleza

Por Cinthya Roura

¿Recuerdas que platicábamos de cómo las redes sociales nos venden la idea de belleza con sus algoritmos? Bueno, pues ahora vamos a continuar la conversación pero ya no nos vamos a pelear (tanto) con TikTok o Instagram, sino con periódicos y revistas que tienen años en circulación.

Si estás leyendo esto estoy casi 100% segura que haz consumido alguna revista de moda ya sea en su formato impreso o digital. ¿Te acuerdas de la emoción que era pasar por el estante de revistas en el supermercado, farmacias o tiendas de conveniencia y ver la última edición de Tú, Por Ti, Seventeen o Teen Vogue para después graduarnos a sus versiones adultas como Vogue, Harper’s Bazaar, Vanity Fair o Elle?

La verdad es que en el 2020 yo ya no consumo revistas como antes. Al menos no físicamente. Ahora esos escaparates físicos se volvieron virtuales en forma de hipervínculos que nos llevan a artículos, entrevistas, videos y fotografías. Todos ellos esparcidos por las distintas redes sociales.

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Los últimos meses he empezado a reflexionar un poco más sobre esos hipervínculos y qué nos están diciendo. Como publicista reconozco la importancia de crear un buen copy para captar la atención del mercado y persuadirlos a tomar alguna acción. La mercadotecnia digital es un mundo en donde palabras compiten entre si para determinar cuál es la más relevante y arrojarte los mejores resultados en cada búsqueda por Google. Algo similar sucede en las redes sociales. Si utilizamos el ejemplo de Instagram, éste solamente muestra el contenido recién publicado al 10% de los seguidores de cada cuenta, si estos interactúan con él entonces se lo muestra a más gente, si no es así entierra la publicación en el olvido.

Tomando todo esto en cuenta es más que evidente que si bien a nosotros mismos nos puede preocupar el número de likes en una foto, las marcas tienen mucho más que perder. Éstas invierten grandes cantidades de dinero en generar estrategias que les dicen qué contenido crear y cómo compartirlo de manera que conecte con el mayor número de personas posibles. Y con marcas no solamente hablo de aquellas de ropa, joyería, accesorios, tecnología o decoración (por ejemplo), si no también me refiero a revistas y periódicos digitales.

Estos hipervínculos que lanzan las publicaciones que tú y yo nos encontramos en Facebook, Instagram o Twitter nos están contando una historia muy particular de la que tal vez no éramos tan conscientes.

Los artículos digitales, en su mayoría, han normalizado los titulares que hablan de celebridades subiendo de peso, con apariencia más vieja, lo bien que lucen sus figuras en bikini o si hay rumores de embarazo simplemente porque no tienen la apariencia arquetípica de una figura pública de Hollywood. ¿Y saben qué tienen en común todos esos titulares? Hablan de mujeres y más específicamente, hablan de su apariencia.

Hace tiempo estaba viendo un panel de mujeres actrices en donde mencionaban cómo desde las fotografías tomadas por los paparazzis se va desarrollando una narrativa que busca avergonzarlas. Ellas decían que normalmente si han subido de peso los paparazzis las acechan cuando no están maquilladas o arregladas y obviamente no les avisan que van a fotografiarlas. Cosa que no sucede cuando cumplen con el estándar. Esto resulta en las típicas fotos que vemos en donde las celebridades se ven enojadas, tristes o simplemente cansadas. Obviamente todas estas van acompañadas de titulares como “actriz deprimida por kilos de más” o “vemos por primera vez a actriz después de su divorcio.”

A las mujeres desde muy pequeñas se nos enseña que lo más importante es nuestra apariencia y que todo lo demás viene después. Y es que aunque no nos lo hayan enseñado necesariamente en nuestras casas, todo lo que nos rodea está diseñado para alimentarse de nuestras propias inseguridades aprendidas.

TRAKABARRAKA: enero 2016

Nadie nace anhelando el día en que se pueda hacer una rinoplastía, bichectomía, fillers o una liposucción. ¿Se acuerdan de la escena de Mean Girls en donde Regina, Gretchen y Karen se paran frente al espejo y empiezan a criticar sus cuerpos? La narración de Cady dice “pensé que solamente existía estar gorda o flaca, pero aparentemente hay mucho más que puede estar mal con nuestro cuerpo.”

Así como le sucedió al personaje de Lindsey Lohan en la película, la sociedad en que vivimos nos va obligando a ver a nuestro cuerpo con un lente tóxico. Un lente que está graduado bajo un estándar imposible de alcanzar pero igual utilizamos para vernos. Y nos acostumbramos tanto a ver con él que se nos olvida cómo decirnos cosas bellas a nosotras mismas.

La realidad es que las revistas y periódicos van a seguir publicando ese tipo de contenido mientras crean que sigue generando dinero. Entonces hay que darnos cuenta que nosotros como consumidores tenemos el poder de hacer que esto pare. Si dejamos de consumir contenido misógino, las marcas se verán obligadas a re-direccionar su estrategia.

Tenemos en nuestras manos el poder de generar cambios con nuestras acciones. Por más sencillo que pueda sonar, dejar de hacer click en hipervínculos misóginos nos podrá acercar más a una realidad en que las mujeres del futuro jamás cuestionen si sus cuerpos son perfectos, porque sabrán que sí lo son.

Instagram: @cinthya.roura

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