Meses de aislamiento nos han hecho cuestionarnos nuestro papel en la actualidad, poniendo en perspectiva nuestras pasiones, gustos y aficiones, haciendo que lo que hace unos meses pareciera natural y sensato, hoy se sienta más como un capricho. Esto inevitablemente nos llevó a parar todo y cuestionar nuestro trabajo y su relevancia en la actualidad, ejercicio bastante necesario pero también difícil, el cual logra tambalear el ego y pasión de cualquier creativo haciendo su propio arte. Por ello hoy después de meses de preguntas y crisis, logramos repensar y entender el sentido de hacer y comunicar moda en nuestras propias vidas, entendiendo que la moda, más que una fantasía es nuestro propio escape, el cual en ocasiones busca ser un altavoz y en otras reflejar nuestros deseos más simples en un mundo tan caótico.

No, la imagen de moda no es una solución, sin embargo sí es un desfogue creativo que reúne a personas unidas por el simple fin de compartir, registrar y conectar. Es así como nuestro editorial de octubre es el resultado de una epifanía que nos llevó a cuestionarnos todo y a la vez nada, entendiendo que ante la duda lo mejor siempre será crear y cuestionar como un ejercicio infinito que algunas veces nos llevará a lugares y otros sólo a instantes pasajeros. En cada imagen registramos el trabajo de personas que han materializado sus deseos en prendas, zapatos e incluso maquillaje, recordándonos que la pasión perdura, existe y busca expresar incluso en los momentos más extraños.