A la mujer el espacio público se le ha presentado como un gran monstruo lleno de peligros, el cual es mejor evitar o habitarlo “con cuidado” (modificar horarios, rutas y hasta manera de vestir). Este miedo que ha llevado a las mujeres a solo estar en lo privado es uno de los motivos por los que Frinee Lima empezó a apropiarse de las calles pegando sus collages.
Las frases y recortes de esta artista visual mexicana hablan del cuerpo femenino, la libertad sexual, el amor propio. Otras más, del acoso y la violencia de género que se vive a diario en México. Ella busca hacer visible la imagen de la mujer no como objeto, sino como fuente de ideas, como dueña también del espacio.
Conversé con Frinee y pude conocer más sobre su trabajo.
¿Cómo empezaste a hacer collage?
Siempre he tenido ansiedad. Por esto busco la forma de expresarla en alguna actividad; tomé clases de música, repostería, cocina y hasta de natación. Un día, una amiga me regaló una libreta. Ahí empecé a sacar lo que tenía, sobre todo las frases que constantemente me taladraban la cabeza y sentía la necesidad de escribir. Me pasaba mucho, todavía. Entonces, lo que hice fue armar collages.
¿Y enseguida los intentaste pegar en las calles?
No. El primer collage que hice lo publiqué en Instagram. Al principio, no quería mostrar mi trabajo a personas que no conocía, pero mis amigos me animaron a hacer pública su cuenta y a subir lo que hacía. Tomé el consejo y así conocí a las Paste Up Morras. Ellas son un grupo de chicas que salen a las calles a pegar ilustraciones, collages y otro tipo de gráfica.
¿Recuerdas la primera vez que saliste a pegar uno de tus collages?
La primera vez que lo hice me dio miedo que las patrullas me detuvieran por pegar cosas en la vía pública, pero pasó el tiempo y me di cuenta de que las morras con las que iba me empoderaban, me hacían sentir segura.
Yo pensaba que solo los hombres podían hacer grafiti o intervenir calles, pero con ellas vi que las mujeres también podíamos hacerlo. Ahora me siento protegida: estar entre amigas y saber que no estoy sola. Esto me impulsó mucho a seguir con mis collages.
Y cuando se podía salir, ¿cómo elegías los lugares en los que ibas a poner tus collages?
No llevo tanto tiempo pegando, como más de 11 meses, más o menos. Imprimía muchísimo y me hacía una botella de litro de engrudo. Cargaba esto siempre en la mochila y en el trayecto de mi casa al trabajo o a la escuela iba pegando. También lo hacía en spots que me gustaban, aunque sabía que me lo iban a quitar, yo lo pegaba, me bastaba que durara unos días u horas y que la gente lo viera y se cuestionara.
¿Por qué elegiste el paste up como técnica principal para difundir tu trabajo?
Me gusta expresar lo que siento y poner en las calles lo que hago para que las personas puedan verlo e interactuar. Me gusta que hagan esto, que sean parte.
Además, mi propuesta u objetivo es dar mensajes que casi no existen en las calles, que van en contra de los estereotipos y las violencias que atraviesan al cuerpo de la mujer, desde la publicidad que dice cómo debemos lucir, hasta el acoso, que nos quiere intimidar y obligar a comportarnos de cierta manera. En general hablo del cuerpo.
¿Quiénes son estas mujeres que acompañan tus frases? ¿De dónde las recortas?
La mayoría de las mujeres a las que recorto son de revistas porno, revistas para hombres, revistas que son explícitas y son mexicanas, muchas de ellas terroríficas. Me gusta darles la vuelta: o sea sí son mujeres que disfrutan de su sexualidad, pero no a base de los hombres o de un hombre que las consuma. Son mujeres que saben disfrutar de su sexualidad y punto.
Por último, ¿qué esperas que tu trabajo provoque?
Sé que con mis collages no voy a cambiar el mundo, sé que el problema es mucho más profundo y se tiene que tratar desde raíz. Creo que lo que hago y el arte de mis compañeras hacen, si bien no rompen el problema, sí lo fisuran, lo agrietan.
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