Nuestra esencia como seres humanos, aquella que recae sobre nosotros en todo momento, pensamiento y acción, está compuesta indudablemente por una infinidad de elementos que nos hacen construirnos a partir del imaginario que tenemos de nosotros mismos.
¿Pero de dónde nace ese imaginario? No me pienso alargar dando ideas existencialistas, ni pensar en Nietzche o Freud para responder a la idea de lo que somos. Me voy a referir a uno de esos tantos elementos que mencione anteriormente y que, sin duda alguna componen nuestro imaginario y al mismo tiempo nuestra realidad: la moda.
En muchos momentos me he preguntado de qué manera han influido esos grandes diseñadores o casas de moda en mi forma de ver la realidad, ahora me doy cuenta que las formas en las que estos elementos se vierten sobre mi vida parecen inagotables, pero también estoy segura que no lo hacen simplemente en mi sino en todo aquel que esté dispuesto a vivir dentro del devenir del tiempo. La moda como la evolución de nosotros mismos, van de la mano.
Ahora, ¿qué tiene que ver la moda con nuestros imaginarios individuales? Todo. Me he atrevido a escribir sobre este tema y proponer una mirada mucho más amplia a lo que creemos que es la moda, más allá de una industria, es arte, es pasión y sin duda alguna es un paradigma que completa de lleno nuestra visión de la vida.
Más allá de lo superfluo y volátil de un desfile de modas o de una colección exhibida en una boutique, se esconden una serie de universos que se entrelazan entre sí permitiendo crear una red de elementos sociales, políticos, económicos y culturales que terminan desnudándose de manera artística en un vestido de alta costura o por qué no, en una tienda de rebajas en el centro de la ciudad.
Y es que cuando me refiero a que la moda influye de manera creciente en nuestro imaginario individual lo hago para resaltar que la misma, no es el resultado de unos cuantos. Por el contrario, es el reflejo de lo que sucede por completo en una sociedad y de manera individual, en nosotros mismos.
Tal vez la manera más sencilla de explicarlo es refiriéndome a dos situaciones que reflejan sencillamente la necesidad mutua de nuestros imaginarios a la moda y de la misma a nuestros imaginarios, nuestra esencia.
A mediados de la segunda guerra mundial, debido a los incesantes conflictos bélicos, las fábricas de nylon tuvieron que ser cerradas para empezar a producir objetos de guerra. Esto conllevo a una gran escases en las medias veladas y aunque resulte algo trivial para nosotros, las mujeres de aquella época se encontraban en un duelo consigo mismas ¿Cómo dejar de lucir algo que nos ha representado y por ende nuestro imaginario de nosotras mismas? Simple, decidieron empezar a pintarse las piernas para similar el estilo de las medias veladas.
Un claro reflejo de que la moda se convierte en una de las copias más exactas de las cuestiones socio culturales de cualquier época y que del mismo modo, nosotros nos convertimos en el reflejo de una serie de universos que recaen sobre nuestros imaginarios individuales.
Ahora al revés, cuando nos parece absurdo el tema de que la moda no influye en lo que somos y en lo que pensamos, simplemente porque no nos apasiona, les pido que recuerden la escena de una de las películas más fashionistas: El Diablo Viste a la Moda. Allí, junto al escritorio de una de las mujeres más prestigiosas en el mundo de la moda, Miranda Pressley, se encuentra Sam una mujer que no es capaz de diferenciar entre dos correas azules porque para ella representan lo mismo. La gran enseñanza llega en el momento en que Miranda resalta:
¿Tú crees que nada de esto tiene que ver contigo? Vas a tu closet y escoger un suéter azul deforme porque eres demasiado seria para decir al mundo que te preocupas por lo que te pondrás. Pero lo que no sabes es que ese suéter no es solo azul, no es turquesa ni es marino, es en realidad, cerúleo. Y además te despreocupas del hecho de que en 2002 Oscar de la Renta hizo una colección de vestidos cerúleos. Y luego creo que fue Yves Saint Laurent, si no me equivoco el que hizo chaquetas militares cerúleas. Creo que necesitamos una chaqueta aquí. Luego, el cerúleo apareció rápidamente en las colecciones de ocho diseñadores. Y después se fue filtrando en las tiendas departamentales para luego ir a parar a un trágico Casual Corner donde tú, sin dudas, lo sacaste de un canasto de liquidación. No obstante, ese azul representa millones de dólares e incontables empleos y es algo cómico que pienses que tomaste una decisión que te exime de la industria de la moda cuando de hecho, estás usando un suéter seleccionado para ti por la gente de esta sala. Entre un montón de cosas.
Es así de simple como de complicado que intento crear un bosquejo de cómo la moda nos envuelve casi sin darnos cuenta en cada momento de nuestras existencias. Desde nuestros imaginarios más íntimos hasta nuestros tonos sociales recae sutilmente, casi como un velo, la idea de que la moda compone de cierta manera, nuestra esencia más individual.
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