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¿Por qué usar calzones menstruales?

Por Pame Clynes

Tenía 13 años la primera vez que me bajó. Estaba en sexto de primaria, e iba en una escuela mixta muy liberal en donde no usábamos uniforme. No sé porque se me ocurrió ponerme unos pantalones blancos una vez que estaba menstruando. ¡Error de novata sin duda! Me acuerdo perfecto, de verdad no se me olvida, sentir el bajón y unos segundos después la sangre caliente manchando mi pantalón. Corte A, salí corriendo del salón al baño. No sé por qué tengo el presentimiento de que en todas las escuelas los baños están lejos de los salones, y para llegar tienes que cruzar el patio grande lleno de gente.  Bueno, así era mi escuela. La verdad nunca supe si alguien me vio, pero yo sentí que toda la escuela se enteró. Sentí que llevaba un letrero en la frente que decía “me está bajando y me acabo de manchar”.

Tatiana, una de mis mejores amigas, se dio cuenta de mi escapada fugaz y me siguió al baño para checar que todo estuviera bien. Lo que se encontró cuando llegó fue mi cara en lágrimas y la vergüenza apoderada en todo mi ser.

La primera idea de mi amiga para solucionar el problema fue prestarme su sudadera morada para amarrármela, de esas noventeras de fleece que estaban de moda, ¿se acuerdan? Que por lo que veo están haciendo un comeback. La verdad el color no combinaba con mi outfit, pero no me quedó de otra, pues la otra idea de Tatiana era pedirle ayuda a la maestra, pero la pena me rebasó en ese momento. No estaba de humor para incluir a más gente.

Salí del baño con la obvia señal morada de que algo estaba escondiendo y regresé a clase, disque actuando como si nada. Contuve el llanto, y pasé contando cada segundo que pasaba para la hora de salida.

Me atrevo a decir que experiencias como estas nos han pasado a todas las mujeres, o por lo menos a la mayoría. Es tan fuerte el tabú alrededor de la menstruación. No se habla, no se toca el tema, que ni se te ocurra mancharte… “No te quejes si tienes cólico”, “no exageres”, “tómate un Advil y ya”, “inventa que tienes otra cosa”, “no lo comentes con los hombres”,  “ni te atrevas a faltar a la escuela o al trabajo en tus días…”

Como mujeres muchas veces nos vemos obligadas a pretender que no existe, sobre todo en situaciones laborales o de pareja. El hecho de que escondamos cualquier producto (toallas, tampones, copita) bajo la manga para que nadie vea que estamos yendo al baño porque nos está bajando, dice mucho sobre el estigma menstrual. Socialmente la escondemos casi como si la menstruación fuera un símbolo de debilidad ante la gente, y bueno, siguen estando muy presentes las connotaciones de que es algo sucio, oloroso, pecaminoso.

En algunas culturas las mujeres no se pueden sentar a comer en la misma mesa que los hombres cuando están en su periodo, o tienen prohibido entrar a las iglesias o templos en esos días. Y, bueno, peor aún las mujeres que no tienen acceso a productos menstruales y usan trapos o servilletas, o de plano dejan escurrir su flujo menstrual en un pozo. Se nos olvida que estos productos son una necesidad básica, pero para muchas personas son un lujo. Aprovecho para mandar un shoutout fuertísimo a Escocia por ser el primer país en ofrecer productos menstruales GRATIS. Ojalá todos los demás sigan el ejemplo pronto. Muchos no saben que también existe el impuesto rosa, un sobreprecio que pagamos las mujeres para adquirir la versión femenina de ciertos productos, como los menstruales.

Así como la gran noticia de Escocia, en muchas partes del mundo hay organizaciones, fundaciones, movimientos, marcas, que están al frente para erradicar la pobreza menstrual, así como el estigma. Poco a poco se está cambiando la conversación con más y mejor educación al respecto. Un ejemplo de esto es la marca THINX de calzones menstruales.

A raíz de mi vulvodinia nunca he podido usar tampones, pues me causa mucho dolor e incomodidad insertarlos en mi vagina, y ahora que existe la copita confieso que me da tristeza no poder usarla tampoco, pero hoy celebro con mucho orgullo que existen estos calzones. Primero que nada es importante reconocer que esta marca fue creada por mujeres. Palmas y más palmas. Segundo, son extremadamente cómodos, pues no sientes que traes nada.

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Más razones por las que me enamoré de los calzones menstruales

*No te manchas. Repito, no te manchas.

*Al usarlos dejamos de exponer químicos tóxicos a nuestros cuerpos.

*Los calzones son lavables, reusables y sustentables. Literal los metes a la lavadora y los vuelves a usar.

*La marca tiene como misión educar al mundo y a crear consciencia sobre el impacto ambiental que tienen los demás productos menstruales.

*”Los tampones, las toallas femeninas y panti protectores, junto con su empaque individual, generan más de 200,000 toneladas de desechos por año, y todos contienen plástico; de hecho las toallas femeninas son alrededor de 90% de plástico”. @wen_UK

*También son líderes en la lucha por romper el tabú y el estigma menstrual, una de las principales razones por las que lanzaron Thinx Between para adolescentes.

*Sus campañas promueven la inclusión y la diversidad. Justo este año están haciendo una campaña de igualdad menstrual.

*THINX también tiene una causa muy valiosa: al comprar cualquier de los productos, estamos apoyando a personas que no tienen acceso a productos menstruales. Es un tema poco visibilizado, pero no deja de ser muy grave, pues lo viven millones de mujeres en el mundo.

Me cambiaron la vida sin duda. Si no los conocen aún, dense una vuelta por su Instagram @shethinx para que descubran este invento revolucionario. Es una inversión que vale mucho la pena probar. Ya no se gasta tanto dinero cada mes y ayudamos al medio ambiente ya que no se tira basura, plástico, ni aumentando la huella de carbono.

Si es la primera vez que compran THINX les comparto un link para obtener 10% de descuento. Enjoy!  www.shethinx.com/pameclynes

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Instagram: @Pameclynes @Peacewithpain

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