Si algo he aprendido en mis 36 años de ser mujer es que ser/sentirse sexy es un estado mental, y que el placer sexual de las mujeres es igual de importante que el de los hombres. Sin duda fue un proceso que me costó años entenderlo, y sobre todo adoptarlo en mí, pues como la mayoría de las mujeres viví toda mi adolescencia y el principio de mi vida adulta, contaminada por los estereotipos de belleza femeninos. Constructos socioculturales que ocasionan desórdenes alimenticios, depresión, ansiedad, estrés, daño…
Cuando era chica tenía muchas ideas (erróneas) sobre lo que era una mujer guapa/sexy/atractiva, o lo que “debería de ser”. En mi cabeza, una de esas mujeres era güera, tenía el pelo largo, ese que brilla con la luz con un lacio perfecto, pero ondulado al mismo tiempo. Era una mujer con ojos claros, muy flaca, con cero grasa en el cuerpo. Muy al estilo de Kate Moss. Yo soy morena, de ojos cafés oscuros, tengo el pelo chino (el cual me alaciaba casi siempre) y además tengo mis buenas curvas.
Se imaginarán el infierno mental en el que vivía. Odiando mi color de piel, comparándome con todas las demás, gastando el dinero de mis papás en nutriólogos, gimnasios, tratamientos. Todavía recuerdo uno de los tratamientos que estaban de moda para perder peso en esa época. No me acuerdo del nombre pero si me acuerdo que me sometía, por un largo tiempo, a una cabina congelada. Casi casi como si sales encuerada y te sientas en la nieve por un rato.
Me la viví a dieta para lograr “encoger” mis caderas y mis pompas, que se me vieran los huesos de la clavícula, o lo que fuera para pertenecer en el “club de las guapas” según mi mente. Lo que fuera por ser gustada por los niños. Lo que fuera por vivir la experiencia de tener un novio igual que mis amigas.
Nunca lo logré.
Esto me hundió en una depresión invisible. No tenía nada de autoestima ni confianza de donde agarrarme. Lo que hizo que empezara mi vida sexual con hombres que no sentían absolutamente nada por mí, que nunca me respetaron, y donde su placer era lo único que importaba.
Lo que sí logré después de años de terapia, y por esos tropiezos que también llamamos experiencias de vida, fue cambiar mi manera de pensar. Lo que sí logré fue aprender a amarme y a respetarme tal cual y como soy. Lo que sí logré fue desparecer esos pensamientos sobre los ideales de belleza. Lo que sí logré fue entender que lo sexy is a state of mind. Lo que sí logré fue aceptar que las mujeres también somos seres sexuales. Lo que sí logré fue descubrir mi propio placer sexual para poder compartirlo con otras personas; las que sí valen la pena. Aprendí tarde, y no fue fácil, pero llegué.
Estos tips que les quiero compartir hoy han sido la clave para abrazar mi placer sexual y no abandonarlo. Al enfocarme en este tipo de actividades, me doy un tiempo de self-care muy valioso, así como el espacio para reconectar con mi cuerpo y mi mente. Algo que en este 2021 necesitamos hacer más seguido.
Recuerda que la masturbación es un acto de amor propio. Toca también tus pechos, tus pompas, tus pezones, siente todo tu cuerpo. Observa la temperatura, las texturas, y da gracias a tu cuerpo por todo lo que hace para que sientas placer.
Tenía una sorpresa de cumpleaños para mí exnovio y me compré todo un outfit sexy. Cuando cortamos pensé en regresarlo, pero después me acordé que también es importante darnos este tipo de sorpresas a nosotras mismas. Lo que en un inicio era para alguien más, acabó siendo un gran regalo para mí.
Descubre tus fantasías, lo que te prende, lo que te excita. Aunque sientas que es algo tonto, o vergonzoso, o loco, no tengas miedo de dejar volar tu imaginación. Es muy sano tener fantasías.
Exfolia el cuerpo y ponte tu crema favorita después de un baño relajante. Haz movimientos lentos al ponerla. Date el tiempo de sentirte, date masaje, consiéntete, prende velas, pon música, si te dan ganas mastúrbate en la regadera con agua calientita.
Nos toca cambiar la narrativa de la historia. Dejemos atrás la vergüenza alrededor de la sexualidad femenina.
Descubre todo tu cuerpo. Usa tus manos y explórate completa.
Busca un libro, aunque sea malo, pero leer historias eróticas ayuda a estimular nuestros pensamientos y deseos sexuales.
Baila, siente, canta, mueve el cuerpo, libérate, nadie te está viendo
Los juguetes sexuales son grandes aliados al placer. Hoy en día existen vibradores de todo tipo, formas, colores, etc.
Date tu tiempo. Ve despacio. No hay prisa. El orgasmo no es la meta.
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