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¿Y si hubiera más (y otro tipo) de películas LGBT+?

Por Lú Almaguer

Aclaro, no estoy diciendo que no haya películas LGBT+ o que no representen lo que somos y cómo es nuestra comunidad. Es más, las hay por montones, pero con la inmensa promoción de pelis LGBT+ de Navidad que hubo el pasado diciembre, me puse a pensar… ¿Y serán como todas las películas cheesy navideñas o van a ser como las que ya conocemos? Es decir, películas que vienen ancladas a un mensaje, a una historia de coming out o como otras que acostumbran a transformarse en cautionary tales. Pues yo tengo la respuesta, porque sí, ya las vi.

Las cosas son así, el 2020 trajo consigo muchas cosas, pero Diciembre cerró con datos jamás antes vistos. Y es que dentro de la programación de todas esas pelis navideñas que disfrutamos año tras año, existían 4 que rompían paradigmas. ¿Por qué? Pues porque dentro de toda la melcocha que son Hallmark y Lifetime y todas las demás pelis de las época decembrinas coexistieron cuatro que fueron una verdadera sorpresa. Hablo de Happiest Season, The Christmas House, Dashing in December y The Christmas Set-Up y digo cuatro, porque por más que Christmas with the Darlings tenga la representación perfecta del gay panic que sufrimos las mujeres cuando estamos ante una chica que nos gusta, es una historia tan secundaria y pequeña que no la cuento como parte de la lista de las películas de Navidad LGBT+ que dieron un regalo anticipado a la comunidad.

Movie Review: Happiest Season, Starring Kristen Stewart

Pongámonos en situación, a principios de Noviembre del año pasado Clea Duvall creó una gran expectativa con el primer trailer de Happiest Season, aka, una de las primeras películas mainstream que aparentaba utilizar los clichés de todas las demás películas de Navidad que conocemos y amamos. Después Hallmark dijo, hold my beer, porque yo tengo una con una pareja gay al frente de una película, pero ¡oh, sorpresa! ninguna fue lo que se esperaba. Aunque claro, la cosa no terminó ahí porque Lifetime subió la apuesta y presentó dos películas a esta categoría, que si me preguntan, son las que más se parecen a todas las películas de Navidad que ya existen. 

Porque el amor de Hugo, un abogado judío con una mamá entrometida (traída a la vida por la Nana Fine) que regresa a su pueblo natal y Patrick, el chico que nunca se fue del pueblo y que ahora se encarga del negocio familiar, es tan natural como el de cualquier otra persona, claro con un empujoncito de la mamá y la mejor amiga del primero. The Christmas Set-Up es cursi y es el cliché cinematográfico más grande del mundo, porque Hugo tuvo un crush con Patrick de toda la vida y que creen, la película concluyó con ellos dos juntos. Y lo mismo pasa con Dashing in December, porque ¿qué pasaría cuando un Ricky Ricón regresa al rancho de su familia y se encuentra con un hombre abiertamente gay y que su mamá (Andie MacDowell) ama y respeta? Pues claro, que se enamoren y terminen felices.

Es más, recuerdo cuando terminé de ver estas últimas películas, porque me hizo pensar en que aquello que escribí alguna vez en mi diario personal se había hecho realidad. Parecía que habían leído esas líneas donde mi yo del pasado decía que al mundo le hacía falta una historia de dos mujeres que se habían enamorado y que el final era feliz o una donde dos chicos que conocían de manera random en una cafetería y resultaba que eran vecinos, es decir, películas que demostrarán que todos los humanos de este mundo nos enamoramos de la misma manera, con flechazos espontáneos, de cosas sin sentido, bonitas y que siempre pasa cuando menos lo esperas.

Porque el amor siempre es igual, sin importar de quién se trate, ni de si pasa en una película o en el mundo real. El amor lo sentimos todos, sin ataduras, porque el amor es libre, es fácil. Es ese sentimiento que rige nuestras vidas lo queramos o no.  Aunque si lo quieres ver de una manera más simple: EL AMOR ES AMOR, y  ya está.

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