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El trabajo en la era Covid-19

Por Cinthya Roura

En Marzo del año pasado sucedieron varios eventos importantes: el ocho salimos a las calles a protestar en pro de los derechos de las mujeres, el nueve nosotras nos quedamos en nuestras casas para que nuestro silencio retumbara en los oídos del país y el diecisiete la mayor parte de la población inició una cuarentena que resultaría en que la escuela, trabajo y vida social se llevaran a cabo a través de una pantalla por los siguientes diez meses y contando.

Yo tengo una experiencia un poco sesgada en cuanto al trabajo a distancia se refiere. A diferencia de la mayor parte de mis amigos y familiares, yo ya trabajaba a distancia en los tiempos pre-covid. Al estar negada a trabajar ocho horas seguidas en un escritorio encerrada en el mismo edificio de oficinas diariamente, tengo tiempo ya siendo publicista y fotógrafa freelance. Los años anteriores esto implicaba tener que dividir mi tiempo entre la universidad, las juntas con clientes, elaboración de proyectos y producción de otros. A partir de Enero 2020 trabajar a distancia seguía significando tener reuniones con clientes y llevar a cabo producciones, pero también implicaba que cuando no quería trabajar en mi casa podía ir a algún otro lugar a hacerlo. Fue así que hice el hábito de, al menos tres días a la semana, ir a la misma cafetería a tomar un latte, a veces acompañado de un scone de chocolate, para trabajar en estrategias de contenido y en la edición de fotografías o video. Soñar despierta sobre nuevos proyectos por emprender y anotar todo en mi libreta negra también ocupaba gran parte del tiempo que pasaba en compañía con los empleados y clientes frecuentes que se volverían mis fieles compañeros de “oficina” mientras yo hacía todo esto sentada en el mismo sillón de siempre situado a espaldas del mostrador.

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Así como para mí, la oficina de la mayoría de las personas cambió. Ahora nuestra oficina está conformada por la mesa de la cocina, del comedor, o por el escritorio que antes usábamos para todo menos para trabajar. Y al ver hacia atrás, creo que todos hemos aprendido bastante de quienes somos como profesionistas y si en realidad nos gusta ir a la oficina o no. 

Al realizar una encuesta nada representativa y con una muestra super sesgada porque fue contestada por mis pocos seguidores de Instagram, me di cuenta que no soy la única que prefiere trabajar a distancia. La mayoría de las respuestas que obtuve hablaban de cómo estar en sus casas les permitía prepararse sus comidas de una forma más tranquila, o que podían darse el tiempo de desayunar sin tener que levantarse con suficiente tiempo para bañarse, vestirse, arreglarse, comer algo y manejar en el tráfico.

Y aunque me gustaría ver solamente el lado positivo de la situación, también es cierto que el trabajo a distancia ha traído consigo algunos problemas. El más mínimo sería todas esas veces que se nos traban las videollamadas y el software nos congela haciendo la mueca menos favorecedora de la existencia. Por otro lado nos encontramos con que el horario laboral es básicamente inexistente y no es raro estar teniendo juntas, llamadas o trabajando a las siete, ocho o nueve de la noche, inclusive en fin de semana.  Esta es una de las razones por la cual algunas de las respuestas a mi pequeña encuesta decían que preferían trabajar en sus respectivas oficinas, además de que extrañaban la convivencia con sus compañeros de trabajo.

Para muchos estar trabajando en casa se traduce a un deterioro en su salud mental. Porque si bien podemos tener mañanas más tranquilas, estamos encerrados en las mismas cuatro paredes el 100% del tiempo, ya no solamente las ocho horas que tanto problema me causaban a mí al pensar en un trabajo Godín.

¿Qué podemos hacer entonces? Evidentemente aún no podemos regresar a nuestra vida “normal” pero si podemos tomar pequeñas acciones para hacer el día a día y la jornada laboral un poco más llevadera:

-Algo que me funciona a mí es desayunar antes de si quiera abrir la computadora, es una pequeña pausa en el tiempo antes de regresar a la realidad de Lunes a Viernes.

-Te recomiendo que lo primero que hagas el lunes por la mañana sea revisar los pendientes y organizarlos por prioridad y/o fecha de entrega. Ultimamente estoy amando Notion.so porque puedo hacer carpetas por cliente y dentro incluir calendarios, checklists y muchas cosas más. Esto me ayuda a no sentirme abrumada, ya que la mayoría de las veces al de-construir los proyectos me doy cuenta que en realidad no están TAAAAN pesados.

-Enero ha sido un mes lleno de juntas para mí, y creo que mi mayor recomendación en esta área es preparar desde antes los puntos clave: avances de proyecto, metas cumplidas, objetivos a seguir, etc. Esto te permitirá tener una junta mucho más enfocada, menos incomoda y sobre todo más rápida. Nada peor que tener mil juntas y no tener tiempo de ejecutar el trabajo.

-Si eres como yo y procrastinas eternamente solamente para hacer el trabajo de varios días en unas horas te recomiendo poner una alarma cada 20 minutos. La idea es que cada tarea la dividas en secciones de ese tiempo para que puedas rápidamente completarla.

-Aprende a decir que no. Más fácil decirlo que hacerlo, pero poner límites en el trabajo es algo super importante, sino vas a terminar como yo con mil proyectos y cero tiempo personal. Un primer paso puede ser aceptar que no eres una máquina que puede estar trabajando 24/7 y en su lugar hablar con tu cliente o jefe sobre la carga laboral y el tiempo real que toma hacer cada proyecto.

Instagram: @cinthya.roura

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