La feminidad siempre ha sido un tema de controversia en la sociedad así como todo lo relacionado a las mujeres y nuestras decisiones sobre cómo vivir nuestras propias vidas. Increíble pensar que históricamente los hombres han gastado tanta energía en pensar en nosotras.
Durante la segunda ola del feminismo, muchas feministas se proclamaron en contra de lo estereotípicamente asociado a las mujeres. Y hace mucho sentido porque no las veían como personas, sino como mujeres primero. Como diría Simone de Beauvoir “El hombre es definido como un ser humano y la mujer como femenino – cuando ella se comporta como ser humano se dice que imita lo masculino.”
Es así como desde niñas y hasta la adultez, cuando no somos ultra femeninas somos consideradas automáticamente como parte de “los hombres”. La sociedad, como bien lo dijo Beauvoir, ve a los hombres y sus gustos como lo mainstream y todo lo que no encaja en ello, es automáticamente considerado como “lo otro”, lo otro siendo obviamente lo relativo a lo femenino.
El maquillaje, glitter, moda, arte, romance y cuidado de la apariencia personal han sido por muchos años considerados como parte de los gustos de una mujer y no de un hombre. Es por esto que encontramos descriptores negativos hacia las mujeres que gozan de dichas actividades siendo frívola, hueca, o de alto mantenimiento algunos de ellos.
Muchas películas de las que disfrutamos muestran justamente esta dinámica en donde mujeres con intereses estereotípicamente femeninos son villanas, están obsesionadas con los hombres, siguen las tendencias de la moda y/o en algunos casos son clasificadas como no sustanciales: Regina en Mean Girls; Courtney, Marcie, Julie y Liz en Jawbreaker; Rizzo en Grease; o Sharpay Evans en High School Musical.
Al ser siempre vistas desde esta mirada acusatoria, mucho de nuestro comportamiento ha sido forjado por los hombres. Naomi Wolf lo describe así en The Beauty Myth: “Estereotipos culturales hacen que la mujer encaje en el mito convirtiendo lo femenino en belleza-sin-inteligencia o inteligencia-sin-belleza; las mujeres tenemos permitido una mente o un cuerpo pero no ambos”.
Bien es sabido que cuando eres hegemónicamente bella, un sin fin de privilegios aparecen frente a ti, esto forma parte del pretty privilege del que hemos hablado anteriormente. Pero aquí otro aspecto relevante es que históricamente no se nos ha dejado poder tener aspectos estereotípicamente femeninos y masculinos al mismo tiempo.
Como la mayoría de los problemas de los que hablamos en Noise, asociar la feminidad con algo negativo tiene sus raíces en la misoginia. El machismo internalizado hace que sigamos perpetuando ideologías como esta sin ser conscientes de ello.
Si bien no podemos cambiar al mundo de un día a otro, es importante que empecemos a recuperar la feminidad que tanto nos han querido robar: mientras para mí eso puede involucrar maquillaje, tacones y vestido, para ti tal vez eso puede significar dejar a un lado justamente esto. Lo importante es dejar las etiquetas, estereotipos y arquetipos atrás y empezar a sentirnos libres de ser quienes realmente somos.
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