La semana pasada se cumplió un año confinados por una pandemia que llegó a revolucionar el mundo entero. Nadie se esperaba más de 40 días encerrados para contener el COVID-19, y henos aquí, más de 365 días después, aún esperando que la situación mejore para poder retomar la libertad que alguna vez tuvimos. Si bien las cosas cambiaron a grandes escalas, la gente no se podía detener en su vida laboral y económica. Muchos proyectos que tenían planes de salir en 2020 se tuvieron que detener, o posponer, para lanzarse en un momento en el que no existiera tanta crisis. Sin embargo, hubo muchos valientes que vieron la oportunidad de abrir nuevos negocios o crear proyectos innovadores que la gente aún tuviera interés en participar. Así que con la curiosidad activa por saber qué fueron los retos y las experiencias que los emprendedores de la época de COVID vivieron, les pregunté a tres mujeres valientes que tomaron la decisión de lanzarse. 

Carolina Náffate es dueña de una marca que ella describe como “fun + fashion” y considera que comenzó como una reinvención por la pandemia. Al preguntarle sobre su experiencia emprendiendo durante este año pasado, me comentó sobre los retos psicológicos que esto le ha traído a su vida. Claro está que se sabía que emprender durante una crisis mundial no es algo sencillo, pero creo que es la primera vez que alguien me platicaba tan honestamente al respecto. Para Caro, los pensamientos como la falta de un propósito más grande que la creación de elementos superficiales eran algo común a la hora de vender. “¿Para qué hago cosas (como accesorios) si ahorita eso no es importante?” A esas preguntas le seguían argumentos tales como “la gente ya no gasta tanto como antes… es muy difícil que me compren… mucha gente se ha acostumbrado a comprar en línea (fast fashion), por ende ya no buscan tanto a las marcas pequeñas y locales.” Todos estos argumentos eran capaces de detener el proyecto que Caro puso en marcha, pero no fue así, porque la realidad es que crear cosas bellas hace de esta pandemia algo no tan terrible. Como ella comenta, es lindo ofrecer algo aspiracional a la gente porque, al final de cuentas, cuando la creación se comparte, la inspiración se esparce. El éxito que tiene ahorita la marca es gracias al amor con lo que Caro hace sus productos ya que de ahí viene la fuerza para ignorar los pensamientos negativos que pueden surgir a la hora de emprender.