Desde que tengo memoria la ropa ha jugado un papel importantísimo en mi vida. Era una emoción impresionante el esperar a que mi papá llegara de sus viajes de negocios al extranjero y trajera consigo prendas que no podría esperar para ponerme. Yo las vestía en el momento en el que mi papá las desempacaba y escuchaba a mi mamá gritar a lo lejos: “no estrenes nada aún, úsalo para un momento especial”. Lo que mi mamá no entendía en ese tiempo es que no había momento más especial que el presente para usar algo que yo amara. No importaba qué hiciera, así fuera salir a sentarme a la banqueta, yo quería sentirme bien con mi ropa.
Recuerdo muy poco de las prendas que yo usaba en la infancia, pero hay una en específico que no he podido olvidar. Se trataba de un vestido corto de mezclilla que tenía unas flores bordadas en el pecho; mi mamá y yo lo compramos en un viaje a Texas en el cual me enamoré y le rogué que me consiguiera. Saliendo de la tienda, la cual no recuerdo su nombre, mi mamá me repitió su famosa frase que me avisaba que no podía usar el vestido hasta encontrar un evento especial. Así que dos días después surgió el plan de ir a cenar al famoso Red Lobster, el cual era muy fancy en ese tiempo, por el cumpleaños de uno de mis familiares y ahí decidí portarlo. Decir que me sentía fabulosa es poco, yo entré a ese restaurante como si fuera las mismísimas gemelas Olsen. Pero así como ese vestido me hizo sentir de 5 estrellas, también hubo un momento en el que me rompió el corazón. Fue con esa misma prenda que presencié, por primera vez, la crueldad de los niños a esa edad. Había una niña en mi escuela que todo mundo quería, una de las populares que todos admiraban. Y fue un día que llevé el vestido a la escuela, de nuevo sintiéndome increíble, y me la topé en el pasillo, usando el mismo look. Para mí fue una sorpresa agradable, una coincidencia divertida que se pudo haber aprovechado para presumir en el recreo. Pero para ella fue totalmente lo contrario; comenzó a decirme que no usaría ese vestido nunca más por haberlo visto puesto en mí y que la casualidad de usar la misma prenda era algo vergonzoso. Mi corazón se rompió en ese momento, no tanto por el rechazo de su parte, si no que entendí que, de no haber sido por la ropa que portaba, ella no hubiera sido tan cruel.
Alina Tijerina
Son un montón de recuerdos y emociones que se anexan a una prenda tan sencilla, pero son esos mismos lo que le dan significado y me ayudan a recordarla con tanto detalle. Como sé que no soy la única que ha tenido este tipo de experiencias con la ropa, le pregunté a algunas escritoras de Noise cuáles fueron las prendas que más recordaban de su infancia y qué memoria tenían asociada. Fue algo muy bonito escuchar las historias de gente que conozco, quiero y admiro, porque logro ver una relación de la niña que alguna vez fueron, a la mujer que son hoy.
Claudia me contó un poco sobre el primer outfit que ella armó por su propia cuenta de la ropa que su mamá vendía en una paca. Unos jeans acampanados de Mickey Mouse, con una blusa rosa con una flor bordada en el pecho y sus botines de gamuza era lo que ella recuerda haber usado mientras manejaba su patín del diablo con su amiga; misma que le tomó la foto borrosa con su look y sus lentes de sol. Al preguntarle sobre la relación que tiene la moda en su vida, en su infancia, Clau respondió que era algo que le recordaba mucho a las mujeres en su vida. El rol que éstas jugaron a la hora de decidir qué ponerse son un reflejo directo de su clóset. Ella describe a la ropa como un “detonador de recuerdos”, lo cual se me hizo una forma hermosa de describir la carga emocional que llevan las prendas consigo; es una forma distinta de regresar a momentos en nuestras vidas y vivirlos a través de unos pantalones de Mickey Mouse que, en algún momento, anduvieron en patín. No mucho ha cambiado, ahora Clau busca prendas con historias en la paca para andar en patineta.
Claudia Aguilar
En el caso de Gaby, sus dos outfits favoritos de la infancia son vestidos. Uno celeste con un cuello blanco amplio, muy chistoso ya que es una silueta que estamos viendo actualmente en la moda; y un vestido de cuadros rojos con negro y amarillo. En las dos fotos que me envió, Gaby aparece en emociones contrastantes: una sale sonriendo, presumiendo su vestido celeste, y en la otra sale llorando, agarrada de su madre con su vestido de cuadros. En la evolución de su persona, Gaby llegó a la adolescencia considerando que las lágrimas eran un símbolo de debilidad; mismas que asoció con la feminidad y sensibilidad, lo cual se ligaba a los vestidos. Por eso mismo dejó de usarlos siendo una adolescente, pero al día de hoy, Gaby acepta y abraza la misma sensibilidad que tenía al ser niña. Los vestidos han regresado y las lágrimas continúan, pero la ropa tiene una nueva función: una armadura ante las inseguridades. Lo que antes era un simple vestido bonito, ahora es una herramienta que la empodera y ayuda a navegar sus miedos al presentarse segura ante todo. Y claro, siempre perrita.
Gabriela Nava
Kass tiene la habilidad de demostrar su estilo personal desde que era niña. Su outfit favorito fue uno asociado con su cumpleaños #5 (o 6, no estamos del todo seguras), uno que podría usar el día de hoy y estaría en tendencia, sin dudas. Este look de pantalones de vinipiel y una blusa de estampado de vaca verde son lo que escogió para la fiesta de cumpleaños que pasaría a ser una de sus favoritas de toda la vida. En esta, su familia se reunió a comer pizza y pastel de coco rosa en el Peter Piper Pizza, pero lo que más recuerda es la emoción que sentía por usar la ropa que había escogido especialmente para su día. Pero no es solamente lo original del print de vaca verde lo que lo hizo tan icónico, si no lo que representó para ella ese momento en el que lo portó. De no haber sido un día tan feliz, la ropa no hubiera sido recordada con el mismo cariño. Como dice Kass: “La memoria le da el valor por completo.” Y así como para Gaby la ropa es una armadura, para Kass es una herramienta de autoconocimiento, de exploración, una forma de evolucionar y encontrarse en el presente. Es lo que ayuda a alumbrar la vida cuando esta se vuelve oscura.
Kass Torres
Una gabardina café con forro de borreguito, y en los puños, es lo que Fran recuerda como su outfit más querido. Aparte de que su hermana compartía el mismo, el momento que asocia con la prenda es un viaje que hizo con su familia, mismo que lo lleva en su memoria como uno lleno de felicidad. Pero aparte de la gabardina, Fran me contó sobre unas sudaderas de personajes de caricatura que tenía junto con sus hermanos. Estos personajes eran de los Rugrats, las Pistas de Blue, Piolín, entre otros; caricaturas que formaron gran parte de nuestra infancia. Pero lo más curioso fue cómo Fran menciona que, a pesar de que estas no eran de la mejor calidad, ella las recuerda con un cariño inmenso debido a la diversión junto a sus hermanos que éstas representan. De nuevo, las prendas no serían lo que son si no fueran por los momentos que se vivieron portándolas. Hoy en día, la ropa carga nuevos significados. Ahora ella considera que la moda juega un rol de empoderamiento muy fuerte en su vida. Y cree firmemente en la frase de “vístete para el trabajo de tus sueños” porque la realidad es que, lo que usamos es quienes somos, lo que cargamos ese día en especial y hacia dónde queremos llegar.
Finalmente, Melissa me platicó sobre su vestidito de mezclilla y sus sandalias preferidas. Mismas que fueron documentadas por su mamá mientras ella trabajaba fotografiando la “Hacienda del Muerto”. Fue en ese momento, con ese outfit, que Melissa descubrió su amor por ser la protagonista frente a una cámara. La foto que me envió es una donde ella, muy fabulosa, sale recargada sobre una piedra posando para su mamá. En su cara se puede ver lo que vemos en muchas niñas cuando se ponen sus vestidos favoritos; un sentimiento de orgullo y una forma de caminar que a todos les dice “ya sé, soy increíble”. Ese sentimiento es algo que, mediante vamos creciendo, se nos obliga a disminuir, o al menos disimular. Pero también es algo que podemos sentir en momentos cuando nos ponemos las prendas que más nos gustan. Regresamos a ser esas niñas que alguna vez fuimos, enamoradas de nosotras mismas con las prendas que escogimos, o bien, nos escogieron.
Melissa Jáuregui
Creo que todas tenemos a las niñas que disfrutaban vestirse y fotografiarse muy dentro de nosotras. En ocasiones se nos olvida la trayectoria que hemos recorrido y todas las prendas que nos han llevado a ser quienes somos ahorita. Porque la realidad es que, a través de la ropa y de esas pequeñas decisiones en tiendas como Limited Too, nos fuimos creando y desarrollando para poder alcanzar lo que tanto deseábamos. Tal vez podemos voltear atrás y reconocer que hemos llegado ser a lo que esa pequeña con una blusa de vaca verde anhelaba; o podemos reconocer que esas lágrimas en los brazos de nuestras madres no nos hacían débiles, si no humanas. En lo personal sé que si yo tuviera una plática con la Alina del vestido que me rompió el corazón, ella estaría orgullosa de lo que he logrado, y por supuesto, del estilo personal que ella me ayudó a crear.
Instagram: @alinatijerina