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Hace dos semanas me encontraba buscando un video para mi tarea de la clase de italiano. Quería que este, a fuerza hablara de moda, porque es un tema que me interesa y conozco. No fue tan difícil encontrar con el contenido indicado, solo bastó escribir “italian fashion” en el buscador para que me aparecieras cientos de videos sobre la familia Prada, Giorgio Armani, y Fendi.
Me puse a ver todos los que me llamaron la atención desde una entrevista a Gianni Versace hasta la última de Maria Grazia y Pierpaolo Piccioli como directores creativos de Valentino.
Cuando decidí volver a estudiar italiano –porque fue una extracurricular en mi prepa- lo hice por diversión, por querer aprender algo más que no fuera tan teórico. Nunca pensé hacerlo porque tenía relación la moda y, cuando lo comentaba a conocidos todos respondían con facilidad: “ah es que a ti te encanta la moda”. Me di cuenta de que el famoso “Made in Italy” lo tenía sobrevalorado o lo tomaba por hecho.
¿Cómo no le había prestado la suficiente atención a las mentes creativas italianas?, ¿por qué no me había empapado de ellas antes?
Aunque criticaba y veía las pasarelas de la semana de la moda en Milán, no me detenía a pensar en lo mucho que ésta influye sobre la forma en la que me visto o en el peso que tiene para influenciar a algunos diseñadores latinoamericanos.
La Moda Italiana se volvió relevante a partir de la segunda mitad del siglo XX con Elsa Schiaparelli, las hermana Fontana y Giovanni Battista Girogini, un hombre de negocios que logró ensamblar la primera pasarela de moda italiana en 1952. Desde ahí se han vuelto imparables, logrando causar gran sensación a nivel mundial que hasta es imposible no cantar “Ella no quiere ni Gucci ni Prada”.
Al observar con detenimiento los diseños de casas como Prada, Valentino o Moschino, me di cuenta de que su cultura siempre está presente y es lo que la hace única. Los italianos tienen una facilidad para mostrar su alegría y celebrar su historia a través del arte y el diseño.
Otra característica que destaca es el sentido de familia. Casi todas las manos que trabajan cada pieza son costureras porque su mamá, su abuelita, bisabuelita, etc. También fueron costureras y que generación tras generación se pasaron técnicas de bordado y de corte y confección. Dándole alegría y familiaridad a cada una de las prendas.
Es imposible pasar por alto las sensuales propuestas de Gianni Versace en los noventa, los tejidos únicos de Missoni o las pulcras líneas de los trajes de Armani. Está en su ADN el dar propuestas atrevidas que van más allá de lo que uno puede imaginar. Además de lo impresionante que es ver que por más atrevidas estén son prendas que se adaptan a cualquier situación de la vida diaria, mi mente vuela con pensar en correr por mi jardín con un largo vestido rojo Valentino.
El diseño italiano siempre tendrá ese espíritu hogareño, pero a la vez alegre, sofisticado y creativo que me será imposible no soñar con él.
IG:@marceguevaram