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Mientras leía mi artículo “el poder del vestir en tiempos difíciles” que escribí literalmente hace un año como investigación para este mismo artículo, en mis propias palabras vi y sentí lo que sentía en ese momento mientras lo redactaba. Miedo, incertidumbre, ansiedad, pero manteniéndome positiva, como el encabezado de aquella nota.
Después de más de un año de pandemia, empezamos a ver la luz al final del túnel, mexicanos y mexicanas vacunándose en el extranjero, porque aquí no hay para cuando, -la ventaja es que nuestros adultos mayores si están recibiendo sus dosis-, cada vez está más cercana aquella inmunidad de rebaño que tanto nos dicen algún día llegará.
Se puede decir que vamos de salida, con un trauma colectivo o un recuerdo amargo, podemos empezar a analizar nuestra vestimenta post pandemia. Y lo interesante es que nuestra manera de vestir ha cambiado, para bien o para mal, se ha creado un parteaguas para mantenernos en nuestra zona de confort y pants para home office, o bien, querer “colgarnos hasta el molcajete” incluso si nuestra salida es sólo ir al súper mercado o al restaurante de la esquina.
Nuestras rutinas cambiaron, por lo que nuestro guardarropa también. Con un clóset lleno de prendas que no tengo en dónde vestir, -más que en la sala de mi casa, espacio que se ha convertido en el club de fiesta para celebrar distintas ocasiones como navidad, año nuevo, cumpleaños y aniversarios-, está más que claro que mis prendas deberían ver la luz más allá de la lámpara que compré hace un par de meses atrás y que claramente su única función es adornar mi sala.
El Covid-19 nos ha hecho voltearnos a ver, incluso si no queríamos ver verdades de nosotrxs mismxs, nos ha hecho reflexionar sobre cada aspecto de nuestra vida, la cual incluye nuestra manera de vestir, nuestra manera de ver mundo, y cómo nos presentamos ante el. Amigues y colegas, han pasado por lo mismo que yo, como sé que muchísimos más, tuvimos un momento de reinvención y reflexión. Algunos nos cuestionamos incluso si la moda tenía espacio en un mundo inundado de crisis y dificultades, para después sobrevivir en nuestras balsas y tomar un nuevo camino.
¿Prefieres la comodidad o la incomodidad? En lo personal, he entendido que la comodidad es oro para mí, sin embargo, extraño la incomodidad de los tacones, de un vestido entallado o una blusa flowy, no quiero volver a vivir la moda de manera “dolorosa” pero sí a mi manera. Cómodo pero atrevido, relajado pero exagerado, brillo, vuelo y todo lo que pudieras imaginar en el clóset de tu abuela, eso quiero vestir hoy y los días que siguen.
Creo que si amas la moda, la idea de vestir ropa cómoda y pants para siempre no es divertido, ni inspirador. De hecho, en las últimas pasarelas de las grandes capitales de la moda, lo que la mayoría de las marcas de lujo y de moda nos proponen, es este look post pandemia de una celebración de la vida, intentando recuperar el tiempo perdido, a través de creaciones preciosas y alocadas, de mucho color y estampado. Y en realidad, creo que eso es lo que todxs queremos, recuperar el tiempo que perdimos encerradxs, aquellas prendas que no vestimos, aquellas fiestas que no asistimos, aquellos viajes que no hicimos, aquellas emociones que no sentimos y experiencias que no vivimos.
En un artículo que leí recientemente, la especialista, profesora y autora Dr. Dawnn Karen decía:
Por otro lado, hay personas que van adoptar y que están adoptando la nueva “moda” de vestir relajado y poner como prioridad la comodidad, lo cual está bien. Lo importante es poder hacer introspección y ver hacia dónde vamos como sociedad, no solo como dos equipos distintos en cuanto a la moda y el estilo de vida que cada quien decida llevar. Si bien la moda es el reflejo de la sociedad, el día de hoy existen dos mundos, dos perspectivas que finalmente se entrelazarán para crear un híbrido de lo que será la moda post pandemia.
¿Tú eres de la vida cómoda o maximalista a morir?
Instagram:@melissajauregui