¡Junio aún no acaba! Y yo sigo muy inspirada en este mes donde reconocemos y recordamos el orgullo de toda una comunidad. Sabemos que este movimiento ocurre todo el tiempo, a todas horas, y a lo largo del año; sin embargo, personalmente soy muy feliz al tener un mes especial al cual recordemos la importancia de nuestra historia como comunidad.
La lucha de los derechos y libertad de la comunidad LGBTTTIQ+ tiene un inicio sumamente intenso. Como muchos saben todo comenzó en 1969, en un bar gay llamado “The Stonewall Inn” en la ciudad de Nueva York, donde más de 200 personas fueron violentadas por la policía sin motivo aparente. Este incidente discriminatorio encendió la llama de lo que fueron las primeras protestas por la justicia y libertad de los derechos para la comunidad LGBTTTIQ+.
Y ya que estamos recorriendo este memory lane, quisiera recordarles a Marsha P. Johnson -una mujer transgénero afroamericana- quien fue de las principales promotoras por la lucha de los derechos LGBTTTIQ+. Esta mujer revolucionaria quedó plasmada en la historia como una de las figuras más importantes para la comunidad homosexual de la época, al llenarse de coraje y valentia para protestar lo sucedido en Stonewall. A la fecha, Marsha P. Johnson es representación de la gran diversidad y amor que envuelve a la comunidad LGBTTTIQ+. ¡Gracias a ella y muchos otros es que cada Junio celebramos nuestra existencia orgullosamente en el Pride Parade!
Aunque ahora se identifica a Miss Marsha como una mujer trans, en esa época el reconocimiento de la comunidad transgénero era basicamente nulo. Es así como Marsha también se convirtió en una de las primeras personas en usar el drag como arte político en las protestas por los derechos LGBTTTIQ+.
Fast forward a la actualidad, muchos conocen a las drag queens como arte y entretenimiento, pero el trasfondo de la cultura drag es mucho más profundo de lo que nos pudiésemos imaginar. El drag evolucionó de ser una forma de arte teatral nacida en los 1500, a usarse como palabra secreta entre personas gay para evitar su criminalización en 1920, y después convertirse en lo que conocemos ahora como el arte del drag.
Actualmente el drag se identifica como un fenómeno cultural dentro de la comunidad LGBTTTIQ+. Con sus competencias despampanantes, pasarelas llenas de un je ne sais quoi, y bailes exuberantes de alegría al ritmo de la libertad de ser uno mismo. El drag cambió la vida de muchas personas que se sentían rechazadas; después de lo sucedido en Stonewall, la cultura drag tomó una nueva faceta como arte político que busca darle una voz más a la comunidad.
El drag no solamente sirve como herramienta de autoexpresión para los miembros de la comunidad LGBTTTIQ+, también ha logrado alzar la voz de muchos y dejar claro que ORGULLO se escribe en mayúsculas porque la comunidad ya no tiene miedo a resaltar y pelear por su respeto. El drag político es algo que viene existiendo desde esa primera vez que salimos a luchar por nuestro derechos en 1969. Y ha ido tomando cada vez más fuerza con documentales como Paris is Burning y la ahora famosísima serie RuPauls Drag Race.
¡La comunidad LGBTTTIQ+ ha crecido en gran manera! Gracias a la tecnología las fronteras que en algún momento nos mantuvieron apartados hoy se han desvanecido, y aun a la distancia personas de distintas culturas y etnias se han encontrado y abrazado como parte de una misma comunidad. Nos hemos dado cuenta que a pesar de ser diferentes, siempre hay algo que nos conecta… en especial al ser miembros de un mismo movimiento.
Para ser auténtico como uno mismo se requiere valentía. Dentro de la cultura que hemos formado como comunidad, el drag (además de ser una forma de arte) se ha vuelto la manera perfecta que algunos necesitan para llenarse de valor al protestar.
Be bold and bright! De todas las maravillosas maneras que se les puedan ocurrir. No dejen de usar su voz por el reconocimiento y aceptación de nuestros derechos como seres humanos y miembros válidos de toda comunidad en donde habitemos.
Instagram: @thatgrlsam