WEARAPY: la terapia emocional y mental a través de la moda
Por Alina Tijerina
La relación amorosa más larga que he tenido en mi vida es la que llevo con la ropa. Desde que tengo memoria mi cuerpo siempre ha amado estar dentro de prendas llamativas, bonitas, a veces no tan cómodas y en otras ocasiones las cosas más cómodas del mundo. Es una relación que ha tenido muchísimas altas, y otras tantas bajas, en las cuales a veces me desconecto de ella para, eventualmente, siempre regresar al amor profundo. Ahora que lo describo suena un poco como una relación tóxica, pero eso solo es por la falta de comunicación que hay constantemente entre nosotras.
Una de las peleas más grandes que he tenido con la moda fue cuando estaba en 4º de primaria y la ropa de Abercrombie estaba en su auge; yo estaba siendo bulleada por unas niñas de mi escuela y, según mi pequeña mente de una niña de 10 años, la solución a ello era el usar una polo de la marca americana para que pudieran ver lo cool que yo podía llegar a ser. Encontré la polo perfecta en un viaje a Laredo con mi familia. Era de rayas gruesas, rosa con gris, con el pequeño alce rosa, pero era una talla un poco chica para mi cuerpecito. A pesar de lo incómodo, yo la portaba con orgullo en el primer día de clases después de un descanso para poder enseñarle al mundo al fin lo cool que Alina podría ser. Pero a la hora del recreo, recibí una puñalada por la espalda. La niña “popular” de mi clase se burló de mí por lo apretada que me quedaba la polo. Esa misma camiseta carísima que me prometió la aceptación de las niñas de mi clase fue la misma que me dio la espalda y me ocasionó el daño de hacerme ver gorda. Nunca más volví a usar esa prenda.
Ustedes podrían decir “Alina estás loca, la ropa no tiene vida, la culpa fue de la niña de tu clase”, y probablemente tendrían razón, pero en ese momento no vi el daño de la niña, si no el de la polo y la fe que yo había puesto en ella.
Fue hasta después de estudiar moda que entendí que la relación que yo sentía con la ropa no era una locura mía, sino era real, algo que inclusive se estudia en la psicología. Pero más allá de la conexión humana que existe con la ropa, es cómo la usamos a nuestro favor para conseguir los objetivos que buscamos; o bien, pudiera ser el cómo encontrar una paz emocional y mental gracias a las prendas de nuestro clóset.
En Inglaterra existe una maestría en la universidad London College of Arts la cual se especializa en la psicología de la moda. De ahí sale Shakaila Forbes-Bell, fundadora del blog Fashion is Psychology (FiP) y misma que es conocida por ser asesora de marcas para generar una mejor experiencia para el consumidor. Según Forbes, “FiP fomenta el crecimiento de la investigación en la industria de la moda, incita a un cambio positivo y ofrece una nueva comprensión de un negocio que consume una gran parte de la vida cotidiana.”
Shakaila Forbes-Bell
A través de este blog podemos conocer mucho más a fondo el impacto psicológico de la moda en nosotros, los usuarios. Tal vez podrían cuestionarse y preferir seguir adelante con su vida sin realmente pensar a fondo lo que tienen en su clóset. Pero si lo vemos como una verdadera herramienta de mejora personal, el secreto de entender la moda más a fondo de acuerdo a nuestro cuerpo puede llegar a ser algo mágico.
Forbes-Bell (2021) comenta lo siguiente:
“La gente hace eso cuando usa cierta ropa en muchas situaciones diferentes, específicamente en el entorno laboral. … Subconscientemente, usan ropa para ayudarlos a navegar diferentes situaciones, ayudarlos a encarnar oficios específicos, ayudarlos a sentirse más seguros, más felices o incluso más cómodos. Muchas veces, ese tipo de decisión y esa motivación está operando por debajo de los niveles de conciencia.”
Pero imaginemos qué puede pasar cuando la toma de decisión deja de ser de forma subconsciente y se vuelve algo completamente consciente. Acciones que tomamos dentro de nuestro clóset que se basan en una toma de decisión bien planeada para llevarnos a lo que queremos lograr.
Es en ese momento que la relación que tienes con la moda deja de ser una tóxica y se vuelve una sana llena de comunicación. Son diálogos constantes con las prendas de tu clóset que te pueden llevar a entenderte mejor y, sobre todo, disfrutar más al escoger un buen outfit.
Este proceso se da mediante un estudio etnográfico de tu clóset; ¿qué es un estudio etnográfico y cómo se aplica en un clóset? Yo tenía las mismas dudas. Aquí es donde entra FiP a explicarnos a detalle lo que es:
“Etnografía de vestuario es un término utilizado para describir el análisis de las prendas que se acumulan para formar nuestros guardarropas. Al observar la relación entre nosotros y lo que poseemos o usamos regularmente, puede revelar una forma de nuestras identidades. Sin embargo, esto también puede extenderse para observar la forma en que organizamos los artículos (lo que elegimos para colgar o doblar, y cómo) y los lugares en los que guardamos los artículos regalados o heredados, lo que puede indicar los tipos de relaciones que tiene con quienes los regalaron. Todos estos pequeños elementos pueden contar una historia; uno del que quizás ni siquiera seas consciente.” (Payne, 2021).
Entonces, si eres alguien que busca encontrarse, pero no necesariamente está listx para ir a terapia, tu clóset es un lugar por dónde empezar. Piensa en lo que tus prendas dicen de ti, o mejor dicho, lo que has querido comunicar con ellas. Gracias a eso podrías luego preguntarte por qué quieres decirle eso al mundo, cuál es el propósito de ese mensaje y así, poco a poco, generar más y más preguntas que eventualmente te lleven a ti.
Sentirse rarx con nuestro clóset es algo por lo que absolutamente todxs hemos pasado o estamos pasando. No significa nada más que una lucha normal de evolución personal, pero tampoco significa que no importa o que debes ignorarlo. Al contrario, con toda esta información que existe con la relación de la psicología y moda, es un problema menos del cual preocuparte, solo hay que trabajarlo. Como siempre he dicho, la moda se debe, y se puede, disfrutar.
Instagram: @alinatijerina