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Por Qué Somos Fans de la Moda: Una Cuestión de Historias

Por Qué Somos Fans de la Moda: Una Cuestión de Historias

Por Qué Somos Fans de la Moda: Una Cuestión de Historias

Por Qué Somos Fans de la Moda: Una Cuestión de Historias

Por Qué Somos Fans de la Moda: Una Cuestión de Historias

Por Fernanda RodríguezMi hermana siempre ha dicho que ella es fan del cine porque en realidad es fan de las historias. Pensando en esa frase, me obsesioné con la idea de que quizás en verdad, este es el caso de todos. Que probablemente también ese es el motivo por el que a mí me gusta la ropa o a mi novio el futbol. Pero en vista de que yo de fútbol sé prácticamente nada, mejor vamos a quedarnos con la moda para explicarles a qué me refiero.

Antes de comenzar, me gustaría dejar claro que creo que muchas veces tenemos mal entendido lo que son las historias. Por ejemplo, muchos hemos escuchado acerca del storytelling y por ahí quizás algún profesor de marketing alguna vez te dijo que una marca siempre debe de contar una historia. El problema es que siento que cuando lo vemos así, parece que las historias son solamente medios para transmitir hechos o eventos, y no lo que en realidad yo considero que son — un idioma emocional. 

Si pensamos en las historias como simples transmisores de información, cuando digo que la moda cuenta historias parece que me refiero a conocer por qué se fundó una marca o a aprender en qué siglo se creó una prenda y qué significaba en esa época. Y en cierto sentido sí, la información y los hechos también son parte de las historias, pero esto no es lo que las vuelve el motor de lo que nos gusta. 

Cuando un diseñador me transmite su visión en una pasarela, cuando una editorial me emociona o cuando me topo con un bazar vintage que me hace sentir que viajo en el tiempo, todos esos son momentos en los que las historias de la moda me recuerdan por qué me gusta tanto este mundo.

A lo mejor pensando en cine es más fácil ver cómo las historias no solo comunican algo, sino que también evocan sentimientos y conexiones. Esto pasa porque en realidad, los seres humanos somos organismos construidos de historias. Nuestros pensamientos se organizan con estructuras narrativas. Usamos las historias para recordar hechos y proyectar sueños. Todo nuestro conocimiento se basa en historias y estas existen mucho antes que la palabra escrita. Las historias son entonces, mucho más que entretenimiento — son agentes que conforman nuestras vidas y nuestra comprensión de todo lo que nos rodea.

Lo interesante aquí es ver que incluso los objetos materiales resuenan con nosotros gracias a ellas. Ese es el motivo por el cual nos gustan los libros, las películas, y hasta la música. Las historias que cuentan los elementos físicos es lo que las hace conectar con nosotros, pero no por el mensaje en sí. No es la información, sino la manera en la que esta es transmitida. No es lo mismo que alguien te diga un consejo, a que te cuente una historia de cómo aplicó un aprendizaje en su vida.  De la misma forma, una industria como el cine o como la moda puede ser apasionante cuando sus objetos son verdaderos narradores de historias.

Cuando un diseñador me transmite su visión en una pasarela, cuando una editorial me emociona o cuando me topo con un bazar vintage que me hace sentir que viajo en el tiempo, todos esos son momentos en los que las historias de la moda me recuerdan por qué me gusta tanto este mundo. Entonces sí, como a mi hermana, yo creo que todo lo que nos gusta a todos, en realidad, nos gusta porque somos fans de las historias.

Sigue de cerca el trabajo de Fernanda en @ferrodriguezcal

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