Cómo se interpretó (y reinterpretó) el tema de la Met Gala 2025
Por Jaqueline QuesadaDurante el siglo XIX, hombres afrodescendientes comenzaron a usar el traje como una forma de afirmar su presencia en espacios donde no eran reconocidos. La sastrería se convirtió en un lenguaje. Vestir con estructura era una forma de reclamar espacio en un sistema que no los consideraba. En lugares como Filadelfia o Charleston, donde las leyes raciales eran explícitas, llevar un traje bien cortado era una forma silenciosa de disputar el orden social.
Ese fue el punto de partida de la Met Gala 2025. El tema Superfine: Tailoring Black Style no pedía reproducir siluetas de archivo ni interpretar literalmente una época. Pedía entender que el traje, en manos afrodescendientes, ha sido durante siglos una herramienta de visibilidad y de resistencia.
Por eso, cuando Lewis Hamilton apareció con un traje blanco bordado con conchas y perlas de Wales Bonner, entendimos que las conchas han tenido un valor simbólico y comercial profundo en culturas africanas y afrocaribeñas. Lo mismo ocurrió con el uso del zoot suit, una silueta cargada de historia. A mediados del siglo XX, este corte fue adoptado por jóvenes afroamericanos y latinos como una afirmación cultural. Fue criminalizado y censurado, sobre todo después de los Zoot Suit Riots en Los Ángeles. Colman Domingo recuperó esa forma con un diseño de Valentino.
Cuando Teyana Taylor llevó sobre su traje la frase “A Rose in Harlem”, lo que estaba haciendo era insertar su lugar en el relato. El Harlem Renaissance no solo fue un movimiento cultural, fue una expansión de la voz afroamericana en literatura, arte, música y estilo. La pieza, diseñada por Ruth E. Carter, retoma ese legado desde el texto, colocándolo directamente sobre la prenda como declaración de pertenencia.
Durante los años 70, mujeres como Bianca Jagger desafiaron las convenciones del vestuario femenino usando trajes de sastre blancos que hoy son símbolos de autonomía. Zendaya retomó ese gesto con un diseño de Pharrell Williams para Louis Vuitton que también dialogaba con figuras como Gladys Bentley o Grace Jones, quienes usaron la sastrería como herramienta de expresión escénica y política.
A lo largo del tiempo, muchas de las figuras que usaron el traje como lenguaje también lo modificaron. Introdujeron volumen, textura, color. No siempre para sobresalir, sino para contar algo desde ahí. Esa herencia se reflejó en el diseño que llevó Jodie Turner-Smith, una creación de Daniel Lee para Burberry inspirada en la jinete afrodescendiente Selika Lazevski. También se notó en los detalles distorsionados del look Miu Miu de Joey King, que tomó los elementos clásicos de la sastrería y los rompió desde la base, sin abandonar el código.
En muchas comunidades afrodescendientes, objetos como relojes de bolsillo pasaron a ser piezas heredadas de generación en generación, no por lujo, sino por valor. Khaby Lame los llevó cosidos en el chaleco de su traje de BOSS.
La historia no siempre se narra desde la literalidad. Eso fue lo que logró Jennie Kim con un diseño de Chanel que incorporaba la camelia y una sobrefalda sin romper la estructura base. También lo que hizo Janelle Monáe con Paul Tazewell y Thom Browne, al usar un abrigo ilustrado y un bombín que remite a las imágenes aspiracionales de principios del siglo XX, pero sin quedarse en la postal.
Durante décadas, la sastrería fue también una forma de mostrar respeto por uno mismo en contextos hostiles. Esa es una de las razones por las que el código de la sastrería no puede leerse solo desde la moda. Shaboozey y el diseñador Robert Wun tomaron ese código y lo llevaron al presente, combinando saco corto, cuentas y grillz.
André 3000, en colaboración con Burberry y su propia marca Benjamin Bixby, presentó un conjunto que incluía un overol de inspiración laboral y un piano de cola a escala atado a su espalda. Este elemento recordaba la imagen del trabajador afroamericano que, a pesar de las adversidades, lleva consigo su arte y cultura. Por otro lado, Rihanna, con un diseño de Marc Jacobs, reinterpretó el traje masculino incorporando elementos como una chaqueta corta y una falda con raya diplomática, resaltando su embarazo.
Al final, aunque nos enfocamos en algunos de los ejemplos más claros, hubo muchos otros que también entendieron el tema desde su lugar. Celebridades y diseñadores que trabajaron con los códigos del tailoring, desde los colores hasta los cortes y los accesorios, sin recurrir a lo obvio. Quienes captaron el mensaje sabían que no se trataba de vestirse de blanco o negro, sino de construir algo hecho a medida —en el sentido más profundo de la expresión.—
Sigue de cerca el trabajo de Jaqueline en @jaquelinequesada